La vida misma es la gran maestra. Por las buenas y por las malas, tarde o temprano -dependiendo de nuestra rebeldía y arrogancia- nos encarrila para que tomemos conciencia de nuestro Ser y abandonemos el Ego. Aceptar el camino que nos está destinado, ese es el aprendizaje que debemos hacer; abandonar nuestra soberbia y rendirnos a la Verdad, rendirnos al Amor Puro, rendirnos a la Paz.
Toda resistencia trae conflicto y sufrimiento. Se hace necesario pararnos y poner orden en nuestro interior. Escuchar a nuestro corazón y seguir nuestra naturaleza.
La vida nos puede resultar miserable y absurda … ¿desde qué prisma la estamos observando? ¿Quién interpreta y juzga? Mientras sea la mente-ego quien nos gobierne nuestra percepción estará distorcionada porque la mente inferior es engañosa y egoísta.
La Escuela es la vida misma y ya en nuestro interior tenemos al Maestro y la Fuente de la Verdad.
¿A qué esperamos para entrar en quietud e ir a su encuentro? Para ello tenemos que acallar la mente, hacer que pase a un segundo plano y se aquiete. Solo entonces podremos entrar en nuestro «Reino» y conectar con nuestro Yo Superior maestro.
No le demos la espalda a las situaciones difíciles que la vida nos presenta. Veamos en ellas las pruebas necesarias para poder crecer, desde el Amor, como personas. Depende de nuestra actitud frente a los problemas la que nos hará avanzar y nos fortalecerá o hará que nos hundamos en el sufrimiento.
Valiente es quien se rinde, confiando absolutamente en el Orden Superior del Creador.