Un mar de indiferencia

Tenía ante mí un mar sin sol debido a la indolencia de la raza humana. Las olas, cansadas, iban y venían reflejando la apatía y dejadez del mundo.

En lo alto del acantilado había una plataforma de cemento donde la gente se paraba a mirar la inmensidad de su indiferencia. Pero, desde su estado de inconsciencia, sólo veían lo que querían ver.

De vez en cuando surgían olas de Luz y unos pocos las reconocían y se maravillaban de ellas, haciéndoles recordar y reavivar su condición humana y divina.

Otros, más audaces, bajaban a las rocas para refrescarse en el agua. Y otros, muy pocos, se quedaban meditando buscando conectarse con el espíritu del océano.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s