
Runas Vikingas “En la vida del espíritu se está siempre en el comienzo”.
Leo en mi Diario sobre el año que hice la maestría REIKI, en 2004, y la fuerza que produjo en mí para darle un giro y sentido a mi vida.
«El Reiki me ha dado la comprensión y la percepción práctica sobre las Energías. Me ha enseñado cómo nos afectan y también cómo podemos usarlas en nuestro beneficio. El Reiki me ha enseñado gradualmente a abrirme sin miedo a la luz divina y poder decir cada día “Hágase en mí Tu Voluntad”. Conocer y percibir las energías es lo que me ha dado, -sólo puedo hablar por mí- una fe real y concreta. Experimentar en este sentido, es despertar a una nueva dimensión, aún sin proponértelo o buscarlo. Todo esto va mucho más allá de lo ordinario y lineal.
Reiki es sanación por la imposición de manos. Es convertirnos en el canal perfecto para que fluya la energía de amor incondicional a través nuestro. Científicamente ya han puesto nombre, catalogado y por tanto reconocido que existe un cuerpo energético: el cuerpo astral y el aura.
Le llaman los científicos Bioenergía y explican que del campo energético -el cuerpo astral- es de donde primero viene toda la información antes de llegar al cuerpo físico. Y que la base de toda educación será dentro de unos años a través de ese campo y no sólo a través del intelecto y de los sentidos. Cuando en el campo energético hay perturbaciones, tarde o temprano, se manifiestan en el cuerpo humano como enfermedad o desequilibrios. Pero esto y más lo sabían ya los sanadores desde la antigüedad.
Quiero decir que, por fin, puedo adentrarme en un campo que –intuitivamente- me es familiar. Ya tengo, no sólo una explicación y vivencia de lo que mi Alma y espíritu me estaban alentando a que me adentrase en el conocimiento de mi misma, sino que el REIKI me ha puesto en la dirección correcta para que sea mi Conciencia quien me guíe, haciéndome fluir -como energía que soy- libremente, hacia el Origen.
Reblogueó esto en EL ECO DE TUS PALABRAS.