Erase una vez…

Erase una vez una joven llena de ideales pero también muy ingenua, que paseaba sola por un bosque, sin saber que la ingenuidad no es ningún valor sino todo lo contrario; es un peligro cuando no se tiene la habilidad de reconocer al depredador que se aprovecha justamente de los ingenuos …

Erase una vez, caperucita roja, que sin instinto de conservación, se dejó engañar por el lobo. La reprimida Blancanieves que no tiene capacidad para decidir y es vulnerable ante cualquier tipo de seducción, … O Cenicienta, que su docilidad y debilidad de carácter ante figuras crueles, representadas por una madrastra y hermanastras, no es precisamente un buen ejemplo de valentía ante sus derechos … tiene que esperar que un «príncipe» la saque de su condición de esclavitud…

Erase una vez, una joven que decidió recuperar su intuición, sus talentos, su vocación, su Ser… y se internó en un bosque que resultó ser la proyección de su vida. En la medida en que fue tomando conciencia de su realidad, el bosque se hizo más luminoso y el camino más claro.

En el bosque de cada cual, aparecen ladrones de Luz que acechan y atacan nuestra soberanía y libertad. Es entonces cuando tenemos que poner en marcha nuestra habilidad instintiva… Esos ladrones son nuestros miedos… nos toca ahora detectarlos, reconocerlos y hacerles frente.

Haciendo camino, desde la Conciencia de Ser, recuperamos nuestra naturaleza y esencia.

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