Sólo hay una enfermedad, se manifieste como se manifieste en nuestro cuerpo físico, y es el alejamiento y desconocimiento de nosotros mismos.
El modelo médico convencional tiene grandes limitaciones para sanar debido a los intereses económicos y de liderazgo de la industria farmacéutica. La mayoría de las personas se mantienen enfermas, -se hacen crónicas voluntariamente- por un sentimiento de indefensión y una actitud de dependencia, que la misma Medicina alienta.
No prestar atención al Alma ha debilitado y enfermado nuestro cuerpo emocional y nuestra Voluntad. El habernos alejado y olvidado de nuestro espíritu -nuestro ser esencial y natural- ha debilitado y enfermado nuestra Alma -el ánima que nos sostiene-. Y todo ello, de forma silenciosa y gradual, ha enfermado nuestro cuerpo físico, da igual cómo llamemos a la enfermedad o a qué órganos ha afectado.
La fragilidad del Alma es lo que tenemos que atender. Estimular el sistema energético de nuestro cuerpo es ahora prioridad. Centrar nuestras energías, hacernos responsables de nuestra salud, haciendo una limpieza emocional, mejorando nuestras condiciones y calidad de vida y felicidad.
Nuestros cuerpos físico, mental, emocional y espiritual, están interconectados y cada uno de ellos afecta a los demás. Podemos sentir que las emociones afectan al cuerpo físico. Podemos hacernos conscientes de cómo nuestra mente puede llegar a desgastarnos energéticamente con pensamientos recurrentes o con obsesiones y miedos que son sólo imaginarios .
Ocupándonos de nuestra mente y corazón. Estos primeros pasos nos darán la fuerza vital necesaria para impulsar los cambios y toma de decisiones necesarias para hacernos con las riendas de nuestra vida.
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Vivamos con nosotros, permitiéndonos querernos más de lo que lo hacemos!!
Despertar nuestra voz, no dejarnos embaucar!