Cuando la mente nos domina nos volvemos rígidos y complejos. Cuestionamos tanto las cosas y a nosotros mismos que inconscientemente comenzamos a limitar nuestras capacidades … nos volvemos demasiado serios, demasiado rigurosos, excesivamente letrados e instruídos…
Cuando se está en la mente se está «posando» para el exterior, intentando tener la mejor imagen.
Sólo es posible ser auténtico desde el corazón. Sintiendo.
No necesitamos de la ayuda de técnicas ni fórmulas para ser quien somos. Es más simple.
No sirven las oraciones mentales ni las directrices de otros que anulan nuestra propia creatividad.
Cuando vibramos en sintonía con nuestra propia naturaleza nos despojamos de la falsedad.
Ser auténticos. Ser genuinos. Ser puros. Significa tener tal claridad y certeza en el corazón, -de quién soy-, que mi esencia es inmaculada. Y ello es debido a la conexión con el Alma.
Así que, vivir de adentro hacia afuera, es la clave.
Quien es auténtico no sufre las inclemencias del exterior; se resguarda en su corazón, junto a su Alma.