
El mundo de las formas está compuesto de costumbres establecidas, maneras de vestir con el que nos identificamos, hábitos heredados y la obediencia ciega a quien consideramos superior. Aferrarse a las formas aparentemente nos da seguridad y nos ayuda a reafirmar nuestras creencias y a fortalecer nuestra identidad. Lo llevamos a cabo de manera automática e inconsciente o desde la disciplina consciente que lo que hace es fortalecer la voluntad.
Actuar de forma inconsciente y rígida, corremos el peligro de encasillarnos y reforzar opiniones sin procesar que pueden llevarnos al fanatismo, no permitiéndonos avanzar o desarrollar nuevas ideas.
Un ejemplo de ello son algunas personas que se dicen espirituales, religiosas, creyentes, patriotas, etc., que se identifican con una forma de vestir determinada y utilizan también una forma de lenguaje determinado y gestos para reafirmar su autenticidad.
De alguna manera todos seguimos unas formas, hábitos y tradiciones también y todas esas formas son características que nos conforman pero no seamos autómatas, seamos consecuentes y coherentes … no nos quedemos ahí, porque es la esencia quien define nuestro Ser.
Practicar la flexibilidad mental nos ayudará a ampliar nuestra visión de la vida y a expandir nuestra Conciencia. El cuestionarnos a nosotros mismos nos hará más humildes y nos prevendrá contra la trampa del auto-engaño que existe en el mundo de las formas.