
Llevar una vida emocional desequilibrada trae mucho sufrimiento. No solo conflictos con nosotros mismos y los demás sino también problemas de salud, física y mental, al no saber poner orden en nuestra vida. Y esto tiene que ver, además de con nuestro cuerpo físico, con nuestro cuerpo etérico, nuestro cuerpo emocional, nuestro cuerpo mental, nuestro cuerpo espiritual y nuestro cuerpo astral.
El cuerpo físico soporta y sufre las consecuencias de una mala intercomunicación y sintonía entre los diferentes cuerpos que además posee. De fuera hacia adentro está el cuerpo mental, que afecta y relaciona las emociones y pensamientos de nuestra mente con nuestro corazón, le sigue el cuerpo astral (que es una capa mucho más sutil que registra y proyecta nuestro mundo emocional), más hacia adentro está el cuerpo etérico (que es nuestro campo de energía vital), y por último el cuerpo espiritual (que abarca nuestra Alma y Espíritu).
Si estos cuerpos nuestros que, como una cebolla, nos envuelven formando capas, no están en armonía y sintonizados entre sí, nos vamos a sentir como mínimo intranquilos, nerviosos, a disgusto con nosotros mismos, sin saber porqué.
El cuerpo etérico está formado por una red de 70mil finísimos canales de energía (nadis) que constituyen el molde sobre el cual se construye la forma física densa. En él está la energía pránica que vitaliza y mantiene con vida el cuerpo físico. Su función esencial es hacer que llegue la energía vital de forma continua y armónica por todos nuestros cuerpos.
La falta de energía, en forma de cansancio y agotamiento, necesita de atención y cuidado. Una alimentación inadecuada, no descansar lo suficiente, tener problemas emocionales sin solucionar que están bloqueando la energía en uno o más chakras, el sedentarismo, y más causas, pueden mermar poco a poco nuestra salud física, mental y emocional. La respiración consciente es clave para reponer y equilibrar la energía vital.
Partiendo de la experiencia de las medicinas energéticas, de que todo es energía en distintas manifestaciones y considerando al ser humano como una unidad de Conciencia, es que tenemos el reconocimiento de la existencia de un cuerpo vital energético que debemos cuidar. Gracias a nuestro cuerpo energético somos sensibles a la luz, al color, al sonido, a los campos electromagnéticos, y a las imágenes mentales.
Por último decir que, desde el campo unificado de la conciencia, la enfermedad es una y su raíz está en el debilitamiento o exceso de energía en algún centro energético ocasionado por algún trauma o shock emocional que ha bloqueado el flujo de energía, por lo tanto la enfermedad es reversible si es tratada antes de que dañe los órganos.