Nos preguntamos: ‘¿Qué voy a ganar con esta relación?’ o decimos ‘Esta relación me va a ocasionar solo pérdidas’ … Vivimos planeando y calculando qué nos va a aportar tal cosa u otra. Esa es nuestra forma de tomar decisiones; eligiendo lo que más nos conviene desde el punto meramente de ‘ganancia‘.
Todo desde el interés, bien sea económico, profesional o afectivo, pero que contiene una idea egoísta de GANANCIA . ‘¿Qué gano yo con esto?’ o ‘Tu no me quieres tanto como yo a ti’ … y seguimos haciendo cálculos.
Mientras las cuentas sean exclusivamente mentales existirá el miedo a perder.
Si no compaginamos y equilibramos la Razón (intelecto) con el Corazón (emociones) nos estaremos equivocando; seremos demasiado calculadores, mentales y fríos o demasiado sensibles, vulnerables, ingenuos y emocionales …
Cuando tengamos que tomar decisiones, nos preguntaremos ‘¿qué conviene a mi ser?’, procuremos entonces que nuestra mente esté conectada con el corazón para que la elección sea sopesada por las dos partes de nuestro ser, entonces sí habremos resuelto correctamente.