Volver atrás 35 años, en un instante, es posible si primero te deshaces de los miedos. Traer el pasado -limpio de culpas- al presente de forma consciente. Revivir el sentir de la juventud en la madurez y reconciliar la nostalgia y la soledad con el amor y el entusiasmo por la vida.
Poder llorar y reír, al percibir que se puede fusionar también el cielo y la tierra, y en ese punto; transformar en paz y aceptación la vida, haciéndola más plena. ¡Qué victoria!
A las personas queridas las guardamos en el corazón, donde se mantiene intacto el sentir de todo lo bueno que nos han dado. Con los años, el transcurrir del tiempo deja de interesar. Al ir deshaciéndose uno de la importancia personal, al ir perdiendo identidad, también uno se aligera de lo poco significativo; de todo lo externo.
El corazón es la cueva sagrada donde quedan depositados todos nuestros tesoros y vivencias. El poder de nuestro ser esencial original se mantiene vivo por siempre en la llama del Amor que ahí permanece perenne.