Muchos dicen ser «un buscador…» . Yo también hubo un tiempo en que lo decía, me sentía así: buscaba, mi estado era el de buscar, desde la intranquilidad, la insatisfacción -que yo creía era contra el mundo y los demás y era en realidad conmigo misma-.
La cuestión es que no sabía qué buscaba ni qué creaba ese impulso que me obligaba, más allá de mi voluntad mental, a BUSCAR, a moverme, a cuestionarme, a rebelarme …
Mi sentimiento; físico, mental y emocional era que estaba perdida, hastiada y confundida, sin encontrar sentido alguno a la vida. Tenía necesidad de buscar «algo»pero no sabía qué ni dónde o cómo.
Como se vive afuera de uno mismo lo normal es seguir buscando fuera. Y hacemos kilómetros en busca del maestro o nos dedicamos a aprender nuevas técnicas, a conocer nueva gente, … Cambiamos de pareja, de ciudad o país, de trabajo … siempre con la idea fija de BUSCAR y encontrar «ese algo» -que no sabemos qué es- pero a lo que nos sentimos empujados a descubrir, para calmar nuestro vacío e infelicidad.
Y ese es el punto de partida; reconocer que es nuestro espíritu quien está pidiendo expandirse en Conciencia para seguir su evolución y aprendizaje. Estamos atrapados en el exterior y nuestra Alma y Espíritu nos piden vayamos a BUSCAR en nuestro interior; que es ahí donde está la Fuente del Saber y del Amor.
Si quieres hacer de verdad algo por ti, ve a tu interior. Descúbrete. Ámate. Dale un sentido real a tu vida.