Los sistemas educativos en todo el mundo, sean religiosos o laicos, sean en las sociedades modernas o las tradicionales, sea en colegios públicos o privados, todos ellos asfixian la creatividad natural con la que nace cada ser humano, reformándolos en seres temerosos, volcados al mundo externo consumista y superficial y obedientes a la autoridad.
Los niños comienzan a ir a la escuela con entusiasmo, abiertos a aprender, llenos de curiosidad. A los pocos años de haber entrado en el sistema, sus ojos ya han perdido el brillo que encendía su pasión por la vida. Se ha desvanecido la admiración por el maestro y todo adulto vendido al sistema … ¿creéis que los niños no lo perciben? No sabrán ponerle nombre, no se pararán a poner etiquetas; pero perciben la realidad: algo falla; la mentira, la falsedad, el engaño, la codicia, el desinterés, … eso es lo que perciben.
Se ha inculcado el miedo, la desconfianza, la inseguridad. Resulta evidente que estos métodos educativos son nefastos. Su propósito, de no enseñar a pensar, ya es hora de que desaparezca. Aunque no lo quieran, un nuevo ser humano consciente y con Conciencia está emergiendo.
Tenemos que ser capaces de construir una vía libre que nos lleve a experimentar todo nuestro potencial como seres originales que somos. Que renazca en nosotros la aspiración de ser libres y el anhelo de ser seres completos, viviendo en paz y armonía.