cuando tengo la mente en quietud mi estado es sereno y de no-acción:
… no tengo ninguna duda.
… observo las cosas y escucho a las personas sin necesidad de responder o reaccionar.
… siento paz y amor dentro de mí y sin esfuerzo ni propósito alguno es eso lo que transmito.
… las palabras resultan innecesarias. El deseo de compartir esta alegría no se puede hacer a través de la palabra pues ella viene de la mente que limita y yo estoy ahora en el corazón.
… percibir e irradiar la energía superior -desde esa perfecta conexión con la Conciencia Suprema- en un estado de meditación dinámica y nada más …
Como quien planea dar un banquete a las personas que más quiere y se encarga de que no falte detalle; dedica todo un tiempo primero en planear y luego hacer todos los preparativos de manera muy consciente de cómo quiere alegrar y hacer feliz a su gente. De igual manera, el buscador espiritual, en su anhelo por conectar con su ser esencial y celebrar ese reencuentro, se prepara con sus mejores galas. No importa cuánto tiempo le va a llevar prepararse y conseguirlo. A medida que se va acercando el momento ya comienza a percibir la fragancia embriagadora y las luces que le animan a unirse y fundirse en ellas… Para entonces ya sabe que el ego debe quedar atrás, que la invitación es sólo para su Alma.