Aunque haya momentos de flaqueza, no me rindo.
Parece a veces que he claudicado, pero no me rindo.
¡Estoy lista para renacer!
La transformación ocurre sin que la mente proyecte o se entrometa.
No puede haber falsedad en la entrega desde el corazón.
Lo que necesito ya lo tengo. Me vacío de todo lo demás.
Me corrijo a mi misma y a nadie más. Esa es mi responsabilidad conmigo misma; actuar correctamente, ser auténtica.
La Conciencia nos hace llegar la Dicha cuando estamos en un estado abierto de entrega, entonces nos inspira, nos guía con dulzura, nos purifica, nos hace fluir y nos coloca en un estado ligero, donde la mente no tiene nada que hacer.
Experimento la simplicidad y su belleza en el silencio.
Nada de que quejarme. Nada en qué pensar.