El Miedo crea una coraza que pretende protegernos del dolor pero que, por su rigidez, incapacita la libertad de ser uno mismo.
Se vive en tensión, intentando agradar a los demás cuando uno ha perdido la autoestima. La dignidad de ser uno mismo, es un derecho irrenunciable.
Cuando consigues que la duda sobre ti mismo se esfume, el Camino se esclarece. Podemos crecer y extendernos más allá de lo que nosotros mismos nos sentimos capaces …
El miedo al que dirán empobrece. Sin embargo, manteniendo una actitud correcta con uno mismo y con los demás, nos asegura la paz y la riqueza interior.
Darnos la justa importancia, desde la impecabilidad y la humildad.
Sentirnos merecedores de alcanzar y obtener todo lo que la Naturaleza nos tiene reservado, para sostener y crear firmemente el destino propio.
La docilidad, la sumisión, el servilismo o la indiferencia y apatía, son falta de energía vital. Habrá que desintoxicar el cuerpo emocional y fortalecerlo. Pero sobre todo, si hay signos en ti de resignación, agotamiento mental, sentimiento de abandono y desvalorización, es el momento de decir basta y buscar ayuda. Te mereces la felicidad.