No es suficiente compartir ideas si no llevan también consigo el alma de quien idea.
A medida que compartimos, lo bueno, hacemos partícipes a los demás de nuestros tesoros; nuestra alegría, nuestro amor, nuestro ánimo y entusiasmo, nuestro arte, … esto se llama generosidad.
Ser solidario de palabra, no tiene repercusión, si la generosidad y el amor no brotan del corazón, voluntariamente.
Aunque no lo sepas, la vida se irradia.
Conscientemente o no, estás ya compartiendo continuamente. Una sonrisa o un mal gesto. Un abrazo o un desprecio. Todo lo que repartimos tiene una repercusión, un efecto.
Hagámonos conscientes de ello. Compartamos lo bueno que hay en nosotros y abriremos las puertas a la Abundancia, al Amor y a la Felicidad. Así es como haremos un mundo mejor, una humanidad mejor.