Tenemos todo un abanico de explicaciones racionales, excusas y justificaciones para seguir bloqueando las emociones que nos crean conflicto. Inconscientemente eludimos enfrentarnos a situaciones que nos duelen y ese retener causa tensión . Ese reprimir y mantener una imagen contraria a nuestro sentir causa dolor.
Aunque digamos una y otra vez que queremos solucionar el problema, preferimos no ver, no saber, por temor a sufrir más o porque no sabemos cómo solucionarlo… o porque creemos que no tiene solución …
Reconozcamos que no sabemos expresar con sinceridad -desde el corazón- lo que realmente sentimos. No nos atrevemos, tenemos miedo. Reconocerlo es el primer paso para hacer más fácil nuestra vida; aliviarla.
Todos los conflictos emocionales se manifiestan finalmente en el cuerpo físico, principalmente en la columna vertebral para luego extenderse a algún órgano. Pero también los dolores de cabeza, dolor de ojos, dolor de estómago, vértigo y muchos otros, tienen su raíz en un bloqueo emocional que puede que arrastremos desde hace mucho tiempo.
Los conflictos que llevamos con nosotros con resignación callada, los sentimientos de culpa, la angustia, el estrés, la ansiedad, la tristeza, las preocupaciones excesivas que no nos permiten descansar, la falta de equilibrio emocional, la soledad mal llevada, las responsabilidades y obligaciones excesivas o la falta de entusiasmo por la vida… todo ello son los causantes principales de la infelicidad y por lo tanto de la enfermedad.
Pongamos solución porque la tiene. Para ello debe haber una disposición, una actitud valiente y decidida, un compromiso con uno mismo, y mucha sinceridad para aceptar que también somos parte del problema.
Buscamos un sitio tranquilo y nos sentamos cómodamente, poniendo la espalda y cabeza recta. Respiramos conscientemente, cerramos los ojos y vamos hacia adentro para conectar con nuestro corazón. Ponemos la intención de deshacernos de todas aquellas emociones que nos bloquean y nos causan daño. Nos escuchamos decir:
«Acepto liberar ahora las energías retenidas en mi cuerpo y que me causan dolor».
«Acepto ver y entender lo que me ocasiona conflicto y malestar y expresarlo desde el amor»
«Permito que la energía vital fluya en mi y me de coraje para expresarme con valentía y sinceridad, por mi bien y por el bien de los demás».
«Me acepto y me perdono. Acepto y perdono a los que me han ocasionado algún daño».
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