Una mente débil domina desde el miedo y el inmovilismo. Una mente débil es la que es incapaz de concentrarse en el Presente y sus pensamientos distorsionados van desde el recuerdo insistente de hechos pasados a la fantasía de un futuro incierto.
Una mente débil -no desarrollada y que no sabe discernir- sólo se interesa por el pensamiento inmediato y superficial, quedándose atrapado en él, dándole vueltas una y otra vez, sin saber sacarle ningún provecho o sencillamente cambiarlo por otro o silenciar la mente.
Si queremos cambiar ésto, debemos comenzar a ejercitar la mente, de la misma manera que uno se pone a hacer ejercicio para desarrollar los músculos y la fuerza física. Existen muchas técnicas y sistemas que explican el proceso para conseguirlo. Entre ellos el Yoga, Mindfullnes, PNL, entre muchos otros.
¿Qué vamos a conseguir al desarrollar la mente y la concentración? Tener una mayor claridad mental, salir fácilmente de la duda y los conflictos, tener control sobre las emociones y saber enfocarnos en el objetivo que queramos conseguir. Pero sobretodo, hacernos dueños de nuestra vida.
El siguiente paso es UNIR MENTE Y CORAZÓN. La Razón necesita del Sentir. La Razón sola es fría pero unida al Sentir del corazón -que es Amor-, toda acción tendrá la ecuanimidad necesaria para ser justa, correcta y plena.
Cuando el corazón vibra de dicha nos está llevando a sentir más allá de la mente.
Cuando el corazón late de alegría, es como la campanada lanzada al viento, hace resonar todo el cuerpo … más allá de la mente.
Un paso aún más allá es el de la INTUICIÓN que nos conecta con otras dimensiones superiores de nuestro Ser.
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