
Hay una gran diferencia entre la soledad de quien desea estar solo y se siente pleno, y la soledad del «desolado» por sentirse ignorado.
La soledad de la persona plena, no es un sentimiento sino una actitud voluntaria y consciente. Esta persona tiene la Conciencia de sí unida a su corazón y al corazón del Universo que es Amor Puro. Por lo tanto se siente a gusto consigo mismo y su Camino es hacia adentro.
La persona desolada sí tiene ese sentimiento angustioso de vivir sintiéndose abandonado, incomprendido, dejado de lado … La desolación lleva a la destrucción de la felicidad en uno mismo; esa creencia de que eres menos, de que eres torpe, que tienes la obligación de agradar a otros dejando de ser tu mismo, te imposibilita a ser sociable sin tensionarte y a relacionarte con normalidad .
La Mente puede ser nuestro peor enemigo y aislarse es una de las trampas. No enfrentarse a uno mismo por miedo a sufrir, evitando sanar emociones que están bloqueando la natural fluidez de satisfacer la necesidad de contacto con los demás, puede suponer una tortura.
La soledad, como recogimiento, es otra cosa bien distinta. La persona solitaria vive parte de su día a día, retirada en su mundo de silencio y calma, para alcanzar el conocimiento intuitivo y desarrollo personal.
Algunas personas se aíslan por miedo al no saber manejarse en la vida. Se trata de una huida. No tienen confianza en sí mismos y sus capacidades. Físicamente se pueden manifestar síntomas como ataques de pánico, contracturas, asma, cáncer y las enfermedades autoinmunes y todos los trastornos compulsivos.
Seamos conscientes de nuestro carácter y personalidad. Hagámonos Observadores de nosotros mismos; del personaje y separémoslo del Ser que somos. Porque el personaje ha sido creado a partir de la educación recibida y todo lo circunstancial que lo ha rodeado desde su nacimiento. Pero el SER dentro de nosotros (dentro del cuerpo físico) está unido al Alma y Espíritu; nuestra esencia inmortal.
La persona que valora la soledad es porque busca sentir y vivir desde su espíritu y para ello tiene que trascender el mundo exterior.



No descuidemos nuestra Alma y su anhelo de volar alto y libre.
Lo inferior es lo elemental; en el ser humano es la base donde se apoya la personalidad egocéntrica. Lo superior traspasa lo individual y personal y se extiende hacia la Conciencia Universal.
Sumando intención más compromiso, tendremos Voluntad.
La negación de nuestra parte divina surge del alejamiento y olvido de nuestro ser esencial. Y este hecho, con el paso del tiempo, ha creado una realidad exclusivamente material, donde no hacemos uso, por ejemplo, del conocimiento intuitivo.
No nos acomodemos en la aparente paz que ofrece la rendición. No, que tu Ser no se rinda.
Si nos sentimos estancados y queremos seguir avanzando en nuestro crecimiento personal evolutivo, debemos poner atención en cómo se encuentra nuestra energía vital. Debemos desbloquear los centros energéticos que están obstruidos.
El despertar de la Conciencia abre las puertas a la ‘Presencia‘. Da igual cómo la llames o la identifiques, SIENTES SU PRESENCIA en tu interior con total certeza y ¡sabes¡ que es Ella -la divinidad en ti-.