REIKI en la cárcel

Angustia y ansiedad es lo que se respira en la cárcel de mujeres de Albolote. Como voluntaria de la Cruz Roja, elegí ofrecer un servicio en la cárcel de mujeres, enseñando REIKI, como herramienta para combatir los problemas mentales y emocionales que ocasiona el confinamiento.

Les hablé de que somos energía, que tenemos un cuerpo físico, un cuerpo mental, un cuerpo emocional pero que somos mucho más que eso. Les enseñé a hacer el auto-tratamiento y la alineación de los centros energéticos y cómo controlar las emociones. Les enseñé cómo respirar correctamente para mantenerse centradas en el corazón.

Ya en el cuarto día de estar con las que se han mostrado interesadas, se han relajado bastante más y han comenzado a contarme sus historias. Las clases han comenzado a ser productivas.

Estamos abordando su gran problema; la apatía. No existe la constancia ni la voluntad para proyectar un futuro. La fatalidad y la resignación conforman una actitud generalizada, dejándose llevar por la mala suerte, sin conciencia ni esperanza de que puedan cambiar algo para mejor.

En una de las clases la pregunta clave fue: «¿Qué lección saco de estar aquí?»

Todas dijeron rápidamente que ninguna.

Poco a poco fueron adentrándose en sí mismas, reflexionando y conectando con su corazón. una dijo:

-Jamás imaginé estaría alguna vez en la cárcel. Cuando salga tendré más cuidado de elegir bien las compañías. Ahora valoro más a mi marido y familia.

Otra dijo: Sí hay lección. Sí, creo que estoy aprendiendo cosas, que luego me servirán.

Les prometí iniciarlas en el REIKI y así fue. En las visualizaciones que hacíamos las trasportaba a la playa o a pasear por el bosque … comenzaban a verse las sonrisas …

Fue una experiencia maravillosa.

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