Brilla por ti mismo

Quien atestigua nuestras acciones es nuestro Ser. Y desde su re-afirmación es que podemos nutrirnos y avanzar como seres divinos y completos que somos. Esto es importante.

Si reconocemos y escuchamos a nuestro Ser, testigo y corroborador de nuestro hacer y estar en este Plano material, vamos a dignificarlo, con sobriedad, con alegría, con gran sencillez, para que brille por si mismo y no desde nuestro Ego.

Podemos distinguirlo en nosotros. Vamos a sentirlo y dejar que ocupe un sitio privilegiado dentro de nuestro cuerpo físico.

Está la Mente/Ego que nos hace sentir y pensar. Pero ni somos el cuerpo ni somos la mente. Y está el Alma/Espíritu que son las que realmente dan vida y propósito al Ser, nuestra parte inmaterial que simplemente ES, por siempre, viviente.

El Ser tiene la capacidad y la voluntad de conectar con el Maestro interior que en él habita para conseguir la excelencia de si mismo.

A la Mente la convertimos en una nave evolutiva con la que viajar fuera del espacio-tiempo. El combustible de esa nave es el Amor.

Todo esto no es nada más que una ínfima parte de nuestro potencial … experiméntalo.

La Luna Llena

Cuando la luna llena, las almas salen al encuentro del amor, pero muchas de ellas son atraídas por el Vacío y la belleza de la Nada.

En las noches de luna llena, las emociones se disparan creando y magnificando los dramas. El sentimiento de soledad se hace tormentoso.

El azul blanquecino que desprende la luna más la vibración algo lúgubre que emite el universo esas noches -una monótona e hipnótica musicalidad- hacen propicia que las sombras parezcan maléficas.

Las noches de luna llena son dominadas por el inconsciente, por la parte oscura de nuestro ser, que entonces se siente valiente de salir al exterior para dejar suelta su melancolía y su idealización del mundo.

La luna llena nos afecta de pleno a las personas muy sensibles. Hace desplegar la imaginación y la intuición. Hace captar sentimientos de otros y nos hace percibir pensamientos que están en el espacio, vete tu a saber de quién.

Pero, ya sabiéndolo que es así, una y otra luna llena, nos relajamos y esas noches solo somos Observadores de su misterio, sin dejarnos atrapar por su belleza.