La razón de ser no la busques fuera, está en uno mismo.

Cuando nos sentamos en quietud con nosotros mismos y vamos hacia adentro, a nuestro corazón, podemos cerrar los ojos y sentirnos, tal cual somos. Entonces, tranquilamente, en silencio, aguardamos que nuestras emociones emerjan, al mismo ritmo lento en que el sol aparece al amanecer ante nuestra vista…

Y sólo seremos Observadores de la Belleza que surja, inclusive si va acompañada de un gran dolor en el pecho. Porque la Verdad, por dolorosa que sea, es bella porque es liberadora.

Y la miraremos de frente, sin miedo. Y no pondremos ninguna resistencia para reconocerla y aceptarla.

No nos compliquemos la vida, no nos exijamos más allá de lo que somos. La razón de ser es reencontrarnos con nuestro Ser eterno. Es trascender la mente que nos ancla a la materia.

La razón de ser es dar lo mejor de nosotros para descubrir el inmenso caudal de Amor en nosotros.

Todo lo circunstancial que ha marcado nuestra vida y todo el sufrimiento que hemos acumulado, que nos ha traumatizado, que nos ha llenado de miedos, podemos dejarlos atrás con el sol del atardecer… Y esperar al nuevo día, NUEVO, que trae un Presente, la esperanza, el entusiasmo por la vida, la inocencia, la alegría … todo eso trae el Sol al asomarse en cada amanecer …