
Inclusive la espiritualidad resulta ser un negocio para muchos. Vender cursos y certificados como ‘sanador‘ y otros títulos prometedores están saturando el ‘mercado espiritual’.
Ante tanta demanda, surgen falsas imitaciones: nuevas técnicas o viejas tradiciones traídas de otras culturas, maestros, gurus, chamanes y muchas más ofertas con títulos en inglés. parecen haber surgido de la Nada. Se prometen fórmulas mágicas que les saquen a uno de una vida mecánica e infeliz. Se ofertan cursos acelerados para lograr transformaciones sin esfuerzo. La curiosidad ante lo desconocido produce gran atracción.
¿Cuál es el resultado de esta avalancha? Un producto sin esencia.
El común de la gente se queda encandilada con el brillo dorado de la baratija. Se pretende comercializar con el Espíritu y esto es imposible. Se ha creado un mercado de entretenimiento para muchos. Para otros, lamentablemente, ha resultado ser un engaño a su ingenuidad, por las buenas intenciones que habían puesto.
No nos confundamos. Es verdad que estamos en un momento crucial para el despertar de la Conciencia, pero tenemos que utilizar el discernimiento y no dejarnos deslumbrar por ofertas mágicas. Escuchemos a nuestro corazón porque la mente es muy fantasiosa.
Nuestra intención debe estar libre de intereses egoístas, libre de expectativas, libre de curiosidad mental. A la espiritualidad se llega con el Alma y con el corazón.