Todas las religiones están cargadas de símbolos,  códigos y geometría sagrada, como lenguaje para quienes estén preparados y purificados para utilizarlos.

Muchos de los símbolos son llaves para abrir puertas estelares,  para potenciar las energías o para atraerlas .

La pureza de intención es necesaria para entrar en contacto con  ellas. Las energías se dispersan si no tenemos la fuerza (fe y pureza) para manejarlas.

También hace falta tener una  conciencia desarrollada  para que el conocimiento intuitivo penetre en el centro energético del Tercer Ojo y éste pueda expandir su Saber, si estamos preparados para ello.

La Fe es necesaria; la certeza total y la entrega a estas fuerzas superiores, pues  la mente y el ego están cerradas a la Inteligencia del Universo.

Los símbolos y códigos sagrados, cuando están activados, contienen la energía cósmica de toda Abundancia y Sabiduría. En el REIKI,  se utilizan símbolos que tienen el poder de la Gracia divina para sanar y para mover estas energías sanadoras a distancia, para regular la energía femenina y masculina, para reactivar el Prana,  deshacer las energías negativas, etc.

Pero, cómo pretendemos trabajar con las energías cósmicas, cuando todavía la energía del cuerpo físico es densa y  los canales y centros energéticos están bloqueados, cerrados o con baja energía. Cómo podríamos sanar a otros cuando uno mismo tiene una mente y cuerpo débiles, sin energía suficiente.

Cuando una persona desea iniciarse en REIKI debe ser con la intención de ayudarse y sanarse a sí misma en primer lugar. Necesitará tres meses mínimo, desde la primera iniciación, para limpiar y fortalecer su cuerpo físico, su cuerpo mental y su cuerpo emocional, preparándose para recibir nuevas energías con una frecuencia superior.

Es en el segundo nivel de REIKI cuando se enseñan los primeros símbolos sagrados y se comienza a entender y percibir cómo se mueven las diferentes energías en el cuerpo físico y etérico.

Es importante comenzar a trabajar seriamente con los chakras, haciendo ejercicios específicos para abrirlos y armonizarlos. La energía vital de los chakras inferiores, al reactivarla y almacenarla, la podremos entonces dirigir hacia los chakras superiores -ya refinada-.

No podemos acelerar este proceso de crear Luz -Conciencia- en nosotros, primero tenemos que crear fuerza de voluntad, desapego, fe, compasión … ¿cómo podemos sanar a los demás sin estas cualidades y valores?

Para tener acceso a la energía sanadora del Universo; la energía del Amor Incondicional, debemos desarrollar y purificar la energía emocional que se mueve en nuestra columna vertebral y después ser capaces de controlarla y dirigirla por los canales correctos.

No se puede trabajar con los chakras si no fluye adecuadamente la energía por ellos. Hay que aprender a almacenar el Prana y dirigirlo hacia el Tercer Ojo, porque es desde el cuerpo astral en él, que podemos dirigir esta energía sanadora.

REIKI, en el tercer nivel, enseña a conectar con el maestro interior y esto es posible cuando uno ha aprendido a  controlar y trascender la mente. Es cuando uno ha conectado con su Alma cuando se abren los chakras.

El Yoga, la Meditación, la recitación de oraciones y mantras, todo ello ayuda muy positivamente a avanzar en el camino espiritual para conseguir la paz interior, ser auto-suficientes y sentirnos parte de la divinidad universal.