Somos humanos “ordinarios” mientras nuestro estado de humanidad no sea completo, es decir, mientras no vivamos y nos expresemos desde un corazón compasivo y puro.
Una cosa es tomar una POSTURA aparentemente positiva, una imagen de que todo está bien, sonreir de forma forzada, tener una amabilidad calculada … pero todo eso crea tensión, agotamiento mental y frustración emocional. ¿Por cuánto tiempo se puede sostener sin que dañe seriamente nuestra salud?
Otra cosa es tener una ACTITUD positiva desde el convencimiento y la aceptación de la realidad que no podemos cambiar. Desde el corazón ser amable, paciente, desde el corazón sonreir y pedir ayuda si lo necesitamos. Declarar abiertamente que solos no podemos llevar la carga y pedir apoyo y asistencia… Eso aliviará nuestro corazón; reconocer que no somos tan fuertes ni tan valientes ni tan perfectos como desearíamos, sencillamente somos humanos.
Somos humanos “ordinarios” porque existimos de forma fragmentada y hemos dejado muy atrás nuestra originalidad divina y eterna. Hemos perdido el sentido sagrado que tiene la vida misma. Hemos profanado -desde la arrogancia- cada acto de nuestra vida que debería ser entusiasta, devocional y de agradecimiento.
Desde el reconocimiento de nuestros errores y deficiencias, ahora toca tomar conciencia de la Realidad y la Verdad sin que nadie se sienta herido en su amor propio. Ahora toca salir de la ordinariez que nos ha llevado hasta el grado de deshumanización para recuperar nuestra condición humana de compasión y amor.