Haciendo lo mismo cada día pero de forma consciente, hace que cada vez sea como una primera vez. Y así es, porque cada vez ese mismo acto, está cargado de más consciencia. La expandimos y nuestra capacidad de percepción se amplía.
En cada nuevo día, esos actos repetitivos, o son rutinarios y mecánicos o los sentimos como «nuevos» porque hay un poco más de consciencia en ellos. Se repite la acción y aparentemente estamos haciendo lo mismo, cada día, pero en verdad, no es posible decir que somos los mismos de ayer.
El sol nos sorprende cada día al amanecer y al atardecer.
Si hemos estado despiertos -como Observadores- nuestra Conciencia se ha expandido; no somos los mismos.
Si ha habido comprensión del día vivido y hemos aprendido alguna lección, no somos los mismos.
Si hemos estado conectados al Universo -sincronizados a él-, no somos los mismos.
Podemos estar haciendo por largo tiempo los mismos ejercicios de yoga, por ejemplo. Físicamente nos va a proporcionar elasticidad y flexibilidad al cuerpo. Puede parecer rutinario y mecánico en sus formas pero, si los hacemos de manera consciente; sintiendo el movimiento en nuestro cuerpo, los músculos cómo trabajan, nuestra respiración, etc., sentiremos la novedad de ese momento.
Sentirse vivo no es nada más que eso; vivir plenamente el momento presente y percibirlo como único… para volver a dejarnos sorprender por la vida al día siguiente.