Los secretos

mujer caracolaAlgunas personas me han hecho confesiones que me han dejado sin aliento. Cosas con mucho peso porque no se las han dicho a nadie. ¡Un secreto tiene mucho peso!

Los secretos llevan una carga emocional tan grande que aunque para el que lo escucha puede que no tenga mucha relevancia, sí es muy importante y trascendente para el que lo ha vivido y lo guarda sólo para sí mismo.

Un secreto se oxida en el corazón de quien lo custodia.

Un secreto, cuando se comparte, es como abrir la puerta del pájaro enjaulado: una liberación para el pájaro y una descarga de responsabilidad para quien lo cuidaba.

Me cogi desprevenida cuando Ana me contó su secreto, que me aclaró que nadie más sabía.Me sorprendió me lo fuese a contar a mí que ni siquiera era una amiga, sólo era una conocida. Simpatizábamos. Existía una corriente de afecto entre las dos pero nunca nos habíamos detenido a hablar de nosotras-

Mientras me contaba, algo tan íntimo, yo me sentía algo asustada y sobrecogida … por qué me lo cuenta a mi … me estaba transfiriendo y contagiando de un sentimiento profundo de tristeza y dolor. Yo siempre la había visto sonriendo feliz. Es verdad que distante de los demás, solitaria.

Luego, estando ya sola, recapitulé sobre nuestro encuentro. El que ella depositase en mi su confianza y al final me dijese «esto no lo sabe nadie más», me hizo sentir responsable de guardar un secreto de igual manera ella lo guardaba tan celosa y valientemente.

Pero entiendo que a veces se hace necesario compartir.

Lo que he aprendido de este episodio de mi vida es que no se puede juzgar porque en el momento en el que otro se abre a contarte su secreto te deshaces en compasión.

Conflictos no resueltos

abrazo2Tenemos todo un abanico de explicaciones racionales, excusas y justificaciones para seguir bloqueando las emociones que nos crean conflicto. Inconscientemente eludimos  enfrentarnos a situaciones que nos duelen y ese retener causa tensión .  Ese reprimir y mantener una imagen contraria a nuestro sentir causa dolor.

Aunque  digamos una y otra vez  que queremos solucionar el problema, preferimos no ver, no saber, por temor a sufrir más o porque no sabemos cómo solucionarlo… o porque creemos que no tiene solución …

Reconozcamos que no sabemos expresar con sinceridad -desde el corazón- lo que realmente sentimos. No nos atrevemos, tenemos miedo. Reconocerlo es el primer paso para hacer más fácil nuestra vida; aliviarla.

Todos los conflictos emocionales se manifiestan finalmente en el cuerpo físico, principalmente en la columna vertebral para luego extenderse a algún órgano. Pero también los dolores de cabeza, dolor de ojos, dolor de estómago, vértigo y muchos otros,  tienen su raíz en un bloqueo emocional que puede que arrastremos desde hace mucho tiempo.

Los conflictos que llevamos con nosotros con resignación callada,  los sentimientos de culpa, la angustia, el estrés, la ansiedad, la tristeza, las preocupaciones excesivas que no nos permiten descansar, la falta de equilibrio emocional, la soledad mal llevada, las responsabilidades y obligaciones excesivas o la falta de entusiasmo por la vida… todo ello son los causantes principales de la infelicidad y por lo tanto de la enfermedad.

Pongamos solución porque la tiene. Para ello debe haber una disposición, una actitud valiente y decidida, un compromiso con uno mismo, y mucha sinceridad para aceptar que también somos parte del problema.

Buscamos un sitio tranquilo y nos sentamos cómodamente, poniendo la espalda y cabeza recta. Respiramos conscientemente, cerramos los ojos y vamos hacia adentro para conectar con nuestro corazón. Ponemos la intención de  deshacernos de todas aquellas emociones que nos bloquean y nos causan daño. Nos escuchamos decir:

«Acepto liberar ahora las energías retenidas  en mi cuerpo y que me causan dolor».

«Acepto ver y entender lo que me ocasiona conflicto y malestar y expresarlo desde el amor»

«Permito que la energía vital fluya en mi y me de coraje para expresarme con valentía y sinceridad, por mi bien y por el bien de los demás».

«Me acepto y me perdono. Acepto y perdono a los que me han ocasionado algún daño».

 

 

 

Dedicarnos a conocernos

mujer meditacionLa dedicación a reconocer nuestro ser -quien somos en esencia-no tiene fin y lo que en un principio es un entrenamiento para crear esa disciplina de reconocimiento y conexión con nuestra naturaleza , en la segunda etapa se convierte en un fluir armonioso, al sentirnos dueños/as de nuestra vida.

Partimos de la base de que para no ser manipulados por todo lo externo a nosotros mismos es necesario desarrollar y fortalecer el cuerpo físico y  la mente,  tomando consciencia de quién somos, adónde nos dirigimos y qué sentido le queremos dar a nuestra vida. Con ello conseguimos bastantes cosas beneficiosas:

Deshacernos de viejos hábitos y condicionamientos  que nos impiden avanzar.

Crear en nosotros una actitud positiva, conectando mente y corazón.

Vivir plenamente cada momento, de forma consciente y agradecida.

Reconocer nuestras limitaciones y aceptarlas.

Reconocer nuestras cualidades y potenciarlas.

Aumentar la energía vital de forma armoniosa y beneficiosa.

Hacernos responsables de nuestra salud y vida enteramente y decidir vivir en armonía con nosotros mismos y con nuestro entorno.

¿Cómo? En primer lugar:

 

 Soy Observador/a de mi mismo/a.  Tomo Conciencia de mi cuerpo físico.

Cada semana  trabaja una cualidad con la intención de afianzarla como parte de tu carácter y personalidad. No se trata de cambiar la naturaleza de tu ser sino de conocerla y desarrollar aún más tus cualidades. Recupera la esencia de ser tu mismo/a, espontaneo/a,  con la confianza de que lo mejor que tienes para dar es a ti mismo/a y no lo que esperan los demás de ti.

Nuestro carácter está ligado e interrelacionado con nuestros órganos. Si hemos acumulado mucha rabia y frustración  eso afectará a nuestro hígado. La tristeza y las penas presionan nuestros pulmones. Y así un largo etcétera que iremos aprendiendo y tomando conciencia de que nuestra Salud debe ser integral; cuidando  el cuerpo físico, el cuerpo mental, el cuerpo emocional y el cuerpo espiritual por igual.

LA ATENCIÓN EN TÍ MISMO/A.- No se trata de aprender algo nuevo sino de prestar atención para reconocer  y contactar con tu propia naturaleza.

En primer lugar, vamos a aprender a ser OBSERVADORES/AS y lo conseguiremos a través de la respiración consciente.  Soy observador/a de mi cuerpo, de mi mente, con el fin de conocerlos; saber cómo trabajan, conocer sus necesidades. Aprendo a escuchar mi cuerpo.

LA ACTITUD ADECUADA.-  Sinceridad, libertad de expresión, autenticidad.

Soy observador/a  de mí SER; no soy mi cuerpo, tengo un cuerpo. No soy mi mente, tengo una mente.

SIN CULPAS, SIN VERGÜENZA,  SIN MIEDOS.

 

Los centros energéticos

chakras colores maravillososPara abrir la mente consciente y comenzar a desarrollar nuestra Conciencia, tenemos que trabajar con los centros energéticos de nuestro cuerpo: los chakras. Los chakras sólo se abren y armonizan haciendo una práctica regular.

Hay unos ejercicios  físicos de yoga para abrir los tres chakras inferiores: raíz, sacro y plexo solar.
Y otro tipo de yoga avanzado, como  práctica espiritual,  para abrir los chakras superiores : garganta, tercer ojo  y coronilla.

Se trata de seguir un proceso de forma secuencial. Para que fluya la energía de abajo hacia arriba en la medida que la vamos desintoxicando y purificando. Aqui no sirven las prisas ni hay atajos. Cada chakra nos irá mostrando nuestra realidad a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

Primero irán saliendo las tristezas y la rabia, y estaremos de Observadores de toda esta manifestación, y la aceptaremos. Y será luego, cuando hayamos abierto y armonizado nuestros chakras,  cuando la sinceridad y autenticidad hacia nosotros mismos, florezca.

Todo este trabajo nos llevará tiempo, y no será fácil, pero igualmente la gratificación será  inmensa; descubriremos nuestra humanidad y si seguimos un poco más adelante,  inclusive  nuestra divinidad.

La libertad está en tu interior

niño dejando volar pajaro«La cantidad de felicidad que tienes en tu vida depende de la cantidad de libertad que tienes en tu corazón.» –
(Thich Nhat Hanh)

La libertad de nuestro ser es el único y  verdadero sentido de libertad de  ser quien somos, dignamente.

Damos por válidos los conceptos que nos llegan de fuera, producto reducido de lo más elemental,  cuando lo juicioso sería adentrarnos en   nosotros y profundizar hasta llegar a la esencia de nuestro ser y descubrir que ese ser es libre y nada le puede dañar.

Las ideas que forman nuestro entendimiento sobre  los valores terrenales son  diferentes a cuando conectamos con nuestro corazón espiritual y nos lleva más allá de todo concepto.

Tenemos que separar lo que significa, por ejemplo,  la justicia creada por el hombre en el plano terrenal y la justicia divina.  Cometemos el error de interpretarla desde el plano terrenal y se deja de creer en Dios cuando nos ha decepcionado porque no ha cumplido con nuestras expectativas de la vida.   Por lo injusto de las guerras, por lo injusto de la desigualdad entre ricos y pobres… el culpable es Dios … y esta es una forma muy infantil o inmadura de pensar,  simplemente por no haber desarrollado la capacidad de trascender este plano lineal y tener una perspectiva mayor de la Realidad y de quienes somos dentro de ella.

Hablamos de libertad y pasa lo mismo; una cosa es la libertad física, en el sentido de nuestros derechos individuales y colectivos  respecto a este mundo y tiene otro sentido cuando nos damos cuenta de que  -somos- un espíritu vivo y eterno que nadie puede doblegar o encarcelar.

Para profundizar en ello tenemos que sentarnos en quietud y conectar con nuestro corazón. Todos los días ir al encuentro de nuestro ser esencial y es así como podremos equilibrar la importancia del ego que, si no se resiste,  ocupará su sitio y se volverá humilde ante la Luz que desprende el ser.

¿Cuán libre es nuestro corazón para  palpitar fuerte y a su propio  ritmo?

¿Cuál es su deseo más secreto que no se atreve a darle voz?

¿Qué oprime al corazón, qué cosa le mantiene encadenado a la resignación, al miedo y a la tristeza?

La Meditación es el vehículo que nos conduce hasta el corazón. Hay que llegar hasta él y abrir las puertas, sin miedo.

Entonces es cuando nos sentimos libres; pase lo que pase, estemos donde estemos, sea cual sea nuestra situación; la libertad verdadera está por encima de lo circunstancial y nos proporciona riqueza espiritual.

No es el momento

Inesperadamente, me encontré conmigo misma. Siempre te da un sobresalto y un susto,  encontrarte de frente contigo misma cuando menos te lo esperas. En mí sucedió como si se hubiese presentado el cartero y al abrir la puerta me entregase un paquete grande y alargándomelo me dijese con voz indiferente y fría: «esto es suyo, su máscara … firme aquí».

En ese momento de extrañeza y desconcierto no sabes qué hacer o decir. Aceptas y lo coges. Cuando lo abrí, con bastante  aprensión y vi y reconocí mi máscara,  sentí que  iba a caer en llanto, … pero no era el momento…

Me hubiese gustado llorar, lo necesitaba, pero como siempre,  no era el momento…siempre hay cosas más importantes por hacer.

Me hubiese gustado abrazarme a alguien y que simplemente me sostuviese con afecto, sin sentirme juzgada, y me acompañase en silencio, ayudándome a sacar  fuera y mostrar toda mi fragilidad reprimida… pero nunca ha sido el momento…

Al abrir el paquete salieron las emociones reprimidas y se hizo evidente mi tristeza.  Me di cuenta cuán dura era conmigo misma. Siempre considerándome interiormente torpe en las relaciones, temerosa, huidiza… pero obligándome a ser fuerte, auto-suficiente. Aparentando siempre una fortaleza inexistente …

Miré largo rato la máscara y comencé a llorar primero y luego también me eché a reir. Mezclando la risa y el llanto aparecieron colores preciosos que envolvieron la máscara hasta que desapareció como por encanto…