
Encontremos la belleza en la naturalidad.
Todo tipo de técnicas tienen su tiempo de actuación y necesitan de moderación o nos convierten en esclavos de las mismas.
El maquillaje es una técnica para parecer más bella. Lo que vemos como imperfecciones en nosotras y nos han hecho creer es fealdad, no las aceptamos. La industria del consumo nos ha convencido de que es mejor tener una fachada con pintura en lugar de un rostro natural. Cuidado con los excesos.
Igual ocurre con la técnica para aprender a bailar. Si te quedas atrapado en contar los pasos, tendrás mucha técnica pero no conseguirás «soltarte» y disfrutar del baile; sólo se verá el esfuerzo de la perfección pero no la belleza del baile en sí cuando te fusionas con él.
Llevado estos ejemplos a la meditación, pasa lo mismo. Aprendes alguna técnica de relajación y respiración y eso está muy bien, solo que si te quedas apegado a ellas, no conseguirás el resultado ideal. Si no te «sueltas» de la técnica, no «despegarás» del suelo, no saldrás de la Mente.
Y ésto es aplicable a todo; el desapego debe suceder si realmente queremos experimentar por nosotros mismos y aceptarnos como somos. Sólo entonces nos sentimos libres de ser nosotros mismos; aparece la belleza de la naturalidad.


Es necesario crear estabilidad en nuestra vida y dejar que las emociones fluyan; que entren y salgan, que ninguna de ellas quede estancada en nosotros y termine creando problemas. La mente que no es creativa es rígida, sin embargo desde la mente intuitiva fluimos.
Puedo serlo todo: cristiana, musulmana, sufi, seguir a un maestro yogui, ser maestra de Reiki… soy aprendiza y soy facilitadora, soy hija, hermana, madre, tía, amiga, abuela y hasta bisabuela soy… soy vecina en mi vecindario, ciudadana del mundo y parte del universo… podría decir que lo soy todo y a la vez sentir la poca importancia de no creerme nada…
Cuando la mente nos domina nos volvemos rígidos y complejos. Cuestionamos tanto las cosas y a nosotros mismos que inconscientemente comenzamos a limitar nuestras capacidades … nos volvemos demasiado serios, demasiado rigurosos, excesivamente letrados e instruídos…
