Auto-exigencias

mujer-corriendoLa auto-exigencia,como exceso,  fácilmente   deriva en enfermedad  si no  detenemos a tiempo esas auto-imposiciones desmedidas y ese ritmo feroz que nos obligamos seguir.

Además de crear insatisfacción e infelicidad, finalmente puede crear crisis de ansiedad y otros  trastornos mentales como  miedos, obsesiones, depresión y fobias. ¡Y hasta los niños ya comienzan a padecerlas!

De ahí la importancia de conocerse a uno mismo. La importancia de ser Observadores del personaje en nosotros que, en este caso, exige más y más, pero no encuentra el límite para sentirse satisfecho consigo mismo y disfrutar de la vida.

Son patrones quizá heredados o característica del propio carácter y naturaleza, que pasan a un primer plano de forma inconsciente y exagerada. Querer destacar, necesitar reconocimiento, sentirse valorado … puede ser  un aliciente y nos ayuda a avanzar, pero cuando ya se convierte en un desafío más allá de nuestras limitaciones y una sobre-exigencia y sobre-esfuerzo, termina por repercutir desfavorablemente en nuestra salud física, mental y emocional.

El sistema educativo de competitividad no favorece en nada. El que los padres hagan comparaciones entre los hermanos o exijan a sus hijos más allá de sus capacidades, son el caldo de cultivo para tener adultos infelices.

Conócete a ti mismo. Acepta tus limitaciones y disfruta de tus talentos. Desarróllate al ritmo que tú te marques, de manera que te permita disfrutar  de la vida.

Valora las pequeñas cosas de la vida. Respira hondo.

 

 

Acomodados en la pereza mental

esperando¿A qué esperas? La mente tiene que ser entrenada en alguna disciplina o corremos el riesgo de que se vuelva perezosa, se vuelva distraída y le cueste cada vez más concentrarse,  pensar y actuar..

La mente puede funcionar mecánicamente como el respirar; pero entonces no esperemos algo más que eso.  Ni siquiera al respirar  inconscientemente le sacamos beneficio; nuestra capacidad torácica irá mermando así como nuestra energía vital. Tenemos que aprender a pensar. Tenemos que darle una utilidad a la mente y hacer que los pensamientos sean productivos hasta que vivamos desde la intuición.

¿Cómo saber que estamos rozando el nivel de pereza mental? 

Cuando nos justificamos y nos conformamos con lo mínimo con tal de no esforzarnos.

Cuando nos parece normal llevar una vida de ‘mendigante’ (por debajo de nuestras posibilidades y capacidades).

Cuando es mayor la desgana que el entusiasmo por conseguir algo.

Cuando nos engañamos a nosotros mismos diciéndonos ‘mañana lo haré’ o ‘no vale la pena’ o ‘eso no es para mi’ o ‘yo no valgo para eso’ …

Cuando llenamos nuestra vida de ruido, superficialidad  y televisión para no encontrarnos con nosotros mismos y nuestra realidad.

¿Cómo salir de ese estado?

Enfrentándonos a nosotros mismos. Teniendo la valentía de reconocer el miedo que nos da el afrontar nuestra insatisfacción con nosotros mismos. El miedo a ‘no poder’, ‘y si fallo?’

Marcarnos pequeños logros. ‘Solo por hoy… voy a intentarlo’. Darle voz a nuestros deseos más íntimos.

Poniendo orden en nuestro exterior y así se reflejará en nuestro interior.

Confiar en nosotros mismos ‘Yo puedo’.

 

 

Tu, yo y nosotros

mujer meditacion3Toda enfermedad nos lleva a un proceso de purificación. Todo conflicto y sufrimiento nos hace encausar nuestro propósito de vida para darle un sentido real a nuestra existencia.

Yo me equivoco, tu te equivocas, nosotros rectificamos.

Yo me perdono, tu te perdonas, nosotros nos perdonamos.

Yo me amo, tu te amas, nosotros nos amamos.

Cuando conseguimos reunir y sanar nuestras energías dispersas, surge una nueva disposición en nosotros de amarnos, perdonarnos y de amar y sentir compasión por los demás …

Simplifiquemos la vida.

La tensión mental y emocional debido a preocupaciones, la irritabilidad,  los sentimientos de culpa y la frustración sobre nosotros mismos y nuestro mundo,  produce un estado de devastador  desequilibrio e insatisfacción.

Clarifiquemos  nuestra mente.

Si tuviésemos presente que esta vida es muy corta y que nuestro sufrimiento es insignificante comparado con el extenso ciclo de nuestra Alma,  cambiaríamos nuestra percepción y actitud ante la vida.

Elevemos el pensamiento. Una nueva Conciencia Universal está a nuestro alcance para hacernos humanos y poder volver a nuestros orígenes.

 

¿Qué cosas me desgastan?

hombre meditacionGastamos nuestra energía vital en demostrar y defender ante los demás una postura y creencias ajenas, una imagen  elaborada a lo largo de la vida peero que  se trata solamente de un «personaje» .

Uno se siente inferior o superior por su inteligencia, por su físico, por sus posesiones materiales, por su poder personal… pero todo eso se puede venir abajo inesperadamente, todo eso pertenece a nuestro mundo exterior.

Cuando aprendemos a conectar con nuestro ser esencial y original es cuando podemos sentirnos libres de todas esas cargas y presiones … ¿qué es lo que me hace sentir obligado a hacer tales cosas o a actuar de determinada manera? … ¿qué lazos me atan a ciertas personas o a repetir patrones que en realidad me dejan insatisfecho conmigo mismo?

Si existe en mi interior una idea de negación y resistencia, miedo a equivocarme, desconfianza … miedos y más miedos a adoptar nuevas decisiones y cambios, todo ello me impedirá tener una actitud positiva y una visión amplia de mi mismo y de la vida.

Voy a dejar de INTERPRETAR mi vida desde los condicionamientos y apegos. Voy a dejar de vivir mi vida desde el patrón de víctima o de aparentar ser infalible …  Ahora debo centrarme en mi mismo y reunir todas mis energías dispersas … voy a dedicarme más tiempo a mi mismo -ir hacia mi interior-. Porque conectarme con mi esencia -con el ser que soy en realidad- me hace sentir libre y en paz.

La Meditación es una  herramienta útil para desprendernos de toda carga mental. Es el vehículo para adentrarnos en nosotros mismos y tomar conciencia de la Realidad.

 

¿La vida de quién estoy viviendo?

mujer en campo verdeSi mi vida va por un lado y mi propósito de vida -mi destino- va por otro, vivo en conflicto conmigo mismo. Vivo con un sentimiento de frustración profundo que no sé a qué achacar y entonces culpo a los demás y a la suerte.

Si la esencia de quien soy la mantengo en el olvido; desconociendo su sentir y su naturaleza, ¿la vida de quién estoy viviendo?

Si no me paro a escuchar mi corazón, si procuro estar alejado de mi mismo, aturdiéndome con todo lo externo a mí, por  no escucharme, por no verme… y no enfrentarme con mi realidad de insatisfacción con mi vida y conmigo mismo …

Si me dedico a fantasear y construirme mi propio mundo,  eternizo mi mente inmadura, llena de miedos, a los que no me atrevo a enfrentarme.

¿La vida de quién estoy viviendo? ¿Quién me convenció de que yo no tengo capacidad para enfrentarme a la vida y no tengo derecho a ser feliz?

Ahora mismo desconecto con toda dependencia externa y tomo consciencia de mí. Me hago responsable de mi ser. Me hago responsable de mi felicidad. Me hago responsable de mi vida,