Somos lo que comemos

cocina verdurasNo somos animales de engorde, seamos selectivos a la hora de elegir lo que vamos a comer. Los alimentos difíciles de digerir crean pereza mental por el gran desgaste de energía necesario para poder hacer la digestión… inclusive algunos vegetarianos sufren de digestión lenta si su sistema digestivo es débil …

Comer carne roja crea agresividad si el animal ha sido matado de forma cruel y no ha sido desangrado correctamente. Y ya no hablemos de los que han sido criados en jaulas a base de un engorde rápido con hormonas además de con antibióticos. Cuidado.

Los alimentos grasosos y comer en exceso crea somnolencia. La comida que lleva más de un día cocinada ha perdido su energía así que sólo va a calmar el hambre pero no nos va a nutrir.

Hoy en día más que nunca se tiene que estar atento a lo que se come si se quiere prevenir enfermedades. Los alimentos y bebidas que ingerimos deciden la actividad de nuestra mente. Hay refrescos que crean adicción, como la coca-cola y demás bebidas con gran contenido en azúcar y sustancias excitantes. No podemos quedarnos indiferentes al daño que producen los productos industriales y pre-cocinados que no contienen prácticamente ninguna sustancia natural nutritiva.

Si has depurado tu estómago, con una alimentación sana y ejercicios de yoga para fortalecer el sistema digestivo, los cinco sentidos se despertarán completamente y comenzarás a disfrutar de la sencillez de los sabores naturales y de los productos frescos poco elaborados. Tu vida se volverá más placentera.

Si has refinado tu mente al mismo tiempo, procurarás que el ruido y las palabras groseras estén lejos de tus oídos. Tu vista sólo verá la belleza del alma de las cosas y las personas. Así como los demás sentidos se refinarán a la par.

Seamos responsables y amemos nuestro cuerpo; es nuestro templo, es sagrado. A la larga lo agradeceremos infinito; obtendremos la recompensa en buena salud física, mental, emocional y espiritual. Porque somos lo que comemos.

Sin final

Cada momento que pasa este cuerpo se acerca más al final de su función. El cuerpo tiembla ante la idea y el alma se alegra.

Desde el desapego se vive en la nostalgia de la deseada vuelta de la Esencia a sus orígenes.

La falta de interés por las cosas de este mundo llevan mi mirada más allá del horizonte de forma desapasionada. Sin curiosidad mental. Desde el sentir intuitivo.

No entiende mi gente de este desarraigo, ni mi Yo tampoco, sinceramente.

Desprendida, parezco indiferente, insulsa, pero es que el alma apacible ha tomado el mando de mi vida…

Mi corazón late en otras latitudes, sólo es eso… cosas de la edad …

Escuchar nuestro cuerpo

reiki manos blancasHeredamos la creencia de que es normal enfermarnos y lo aceptamos sin más; rendidos ya de antemano a no vivir plenamente, desde una actitud de víctima o derrotista.

Inclusive nos parece natural tener molestias y dolores y los aceptamos, nos acostumbramos a ello, lo sobrellevamos de forma resignada y pasiva … ya se encarga la industria farmacéutica de hacer  crónicas nuestras molestias físicas y enfermedades.

Pero no se trata de combatir la enfermedad, como algo maligno que nos invade de forma fortuita. Es justamente por el desconocimiento de nosotros mismos, de cómo funciona nuestro cuerpo y de cuán alejados estamos de nuestra realidad, que caemos en la enfermedad y las dolencias. Si atendiésemos debidamente a nuestros cuerpos físico, mental, emocional y etérico, estaríamos atendiendo de forma preventiva cualquier desajuste o desequilibrio en ellos y entre ellos.

La enfermedad no se instala en nosotros de un día a otro. Es un largo proceso y nuestro cuerpo comienza a avisarnos de una manera u otra; falta de apetito, de sueño, malestar general o en una zona concreta … a veces nos  avisa de cambios que tenemos que hacer en nosotros, crisis internas a diferentes niveles que nos están indicando algo … pero nosotros no escuchamos sus advertencias. Preferimos no ver ni oir. Preferimos no saber porque la realidad en nosotros es que ignoramos qué hacer, cómo solucionar, cómo hacer frente a nuestros problemas. Tenemos miedos a afrontar hechos y solucionar.

La enfermedad -sólo hay una, aunque se manifieste de múltiples maneras- es por la desconexión con nuestro ser esencial o alma. Esa fragmentación y alejamiento genera todo tipo de síntomas (angustia, ansiedad, miedos, inseguridad…)   desajustes (en  nuestros órganos más débiles), bloqueos en nuestros centros energéticos, exceso o deficiencia de fluídos …. etc.

Etiquetar y tratar exclusivamente los síntomas, como hace la medicina oficial, es poner parches a lo que nos está indicando nuestro cuerpo mientras nuestras células encargadas de sanarnos están desconcertadas y paralizadas por los fármacos. No solucionamos nada en profundidad y volverán una y otra vez a nosotros …

¿Qué hacer entonces? Hacernos responsables de nuestra salud es el primer paso. Asumir que nada es casualidad y enfrentarnos con nuestra realidad. Si la enfermedad está ya declarada y se ha vuelto crónica,  podemos al menos hacer que no avance y reducirla a unos niveles que sean sobrellevables.

En segundo lugar, llevar una vida sana es prevenir la enfermedad. Una vida sana en todos sus aspectos y niveles; física, mental, emocional y espiritualmente.

Hacernos conscientes y responsables de nuestra realidad nos da fuerza y seguridad. Nada en absoluto ocurre por casualidad. Vamos a vivir atentos a cada señal fuera y dentro de nosotros y al mismo tiempo con la confianza de que en nosotros mismos está la solución a cualquier problema.

 

 

 

 

Absolutos desconocidos de nosotros mismos

universo hombreDecimos «estoy hecho pedazos» cuando sentimos que algo se ha roto dentro y nos desconectamos de nuestro Ser. 

Pero esto sucede porque en realidad  ya estábamos desde hacía tiempo divididos en partes y ahí fue cuando comenzó nuestra fragilidad como seres humanos; por  el  alejamiento de nuestro centro y de nuestra naturaleza divina, como seres de Luz.

Lo tenemos todo en compartimentos que no permitimos que se mezclen para así controlarlo todo mejor -desde la Mente-. Sin embargo, debemos comenzar a entender y a experimentar que todo en nosotros está interconectado,  además de que nosotros y todos los demás estamos interrelacionados y así en más hasta comprobar que formamos una Red con todos los mundos y universos internos y externos. Somos una gota de agua del Gran Océano.

Entender y vivenciar este principio de  Unicidad. Vivir desde esta Verdad. Y esto hará  que la vida misma sea más fácil. Se trata de  adentrarse y sentirse parte del Uno, sin exclusión alguna.

Somos unos absolutos desconocidos de nosotros mismos. No nos conocemos. No sabemos por qué estamos descontentos -con nosotros mismos-. Por qué nos sentimos insatisfechos, infelices, vacíos, abandonados … Pero, ¿acaso nos paramos a escuchar a nuestro cuerpo, a nuestro corazón, a nuestra alma… ?

Ve al Centro de tu corazón espiritual. Trasciende el plano mental y permítete escuchar la Verdad que está en tu corazón. Es la Luz de la Conciencia quien te sostiene,  protege y guía. Sólo tienes que dejarte fluir dentro del Todo.