Mi naturaleza es visible y libre de adornos. Mi Ser ya conoce su camino. Por fin se produce la armonía con el personaje que me viste y no reprime su forma de manifestarse.
Ya no más impedimentos mentales llamados “complejos” …
Ya no más la ardua tarea de querer gustar y complacer a todos.
Ya no más el cansino auto-reproche de que podría haberlo hecho mejor.
Ya no más, a estas alturas, prestar oídos a opiniones que no me aporten afecto sincero.
La voluntad de vivir es la voluntad de ser.
Estoy apurando el tiempo que me queda aquí.
Me desentiendo de las malas formas de los demás. No soy ‘salvadora’ de nadie.
No estoy buscando tampoco mi salvación sino la paz de mi Alma que va unida a la Conciencia Suprema, en el eterno devenir de aprendizaje y evolución.