Funcionamos por debajo de nuestras facultades naturales y nos hemos acomodado a ello sin tener aspiración a más. Todo ello por culpa de tener reprimidos nuestros cinco sentidos: Nos falta visión. La escucha es débil. El sentido del tacto poco utilizado. Perdido el del gusto y el olfato dañado o atrofiado.
Este panorama desolador sobre nuestros sentidos significa que la percepción de nosotros mismos y del mundo exterior es limitada y parcial. Que nuestra capacidad receptiva de la Realidad es incompleta y distorsionada.
Debemos saber que la finalidad del desarrollo de la percepción total de los cinco sentidos es despertar nuestra facultad intuitiva la que, sin necesidad del proceso de razonamiento, nos llevará directamente al Saber y la Verdad.
La INTUICIÓN nos amplificará sin límites todos nuestros sentidos además de abrirnos las puertas hacia los portales dimensionales de nuestro Ser.
La práctica de la Meditación, el REIKI y otras técnicas parecidas son recomendables y tienen beneficio si se practican con regularidad.

«¡Niño estate quieto!» pretende ser una frase mágica pero no lo es. Los niños no están en estado de reposo ni un minuto; es normal, son niños, tienen mucha vitalidad. Lo malo es cuando a la fuerza se les obliga a estarse quietos y tienen que REPRIMIR su energía -que no saben canalizar o almacenar- … porque la infancia es la etapa de la vida para descubrir, curiosear, experimentar y dar rienda suelta a la imaginación…
Muchos de los problemas mentales de hoy en día son debido a la INADAPTACIÓN a una sociedad con un ritmo frenético y un propósito: COMPETITIVIDAD.
Vivimos la vida desde los supuestos. Damos por supuesto un montón de cosas que ni siquiera hemos expresado … ser queridos, ser comprendidos, ser felices …
Sería sencillo de reconocer la Verdad, pero nos hemos alejado demasiado de nuestra esencia.