En nuestro mundo personal hay un apartado dedicado a las mentiras, verdades a medias, fingimientos, engaños de diferente calibre, falsedades, … cuentos e invenciones.
Normalmente detrás de una mentira está el miedo a decir la verdad. Inclusive nos engañamos a nosotros mismos -nos mentimos- por no querer reconocer la realidad; tenemos miedo al dolor y al sufrimiento que nos puede producir el enfrentarnos a ella. O tenemos miedo a no sentirnos capaces de soportarla.
Puestos a hablar de mentiras, recapacitemos sobre esa actitud de callar o esconder la verdad. Podríamos ver que no somos mínimamente conscientes de cuán mentirosos somos… y de cuán ilusos e inconscientes procuramos mantenernos.
Y podemos hacer la prueba. Sólo por hoy, no voy a decir ningún tipo de mentira; voy a ser totalmente sincera y decir sólo la verdad. En última instancia puedo mantenerme callada si es que me piden mi opinión de algo, por ejemplo, y con lo que dijese podría molestar a alguien innecesariamente. Pero no voy a mentir.
Si hacemos esto cada día, nos daremos cuenta de qué bien uno se siente consigo mismo siendo sincero. Nos hace ser personas comedidas, sensatas, de corazón.