Los trastornos energéticos

ser de luz4Mucha gente está hoy en día sufriendo «trastornos» físicos o desestabilidad emocional que no sabe a qué achacar. Ni tampoco los médicos, los más honestos, encuentran explicación y simplemente dicen «usted no tiene nada»… sin embargo, esas personas están padeciendo en serio… ¿qué pasa?

Las personas que tratamos con las energías de los cuerpos y del ambiente, sabemos existe una explicación, aunque no siempre se puede decir en voz alta.

Primero uno tiene que experimentar (más que saber) que tiene un cuerpo energético y que influye en los demás cuerpos que tenemos; físico, mental-emocional, espiritual.

Nuestro cuerpo energético puede sufrir muchas veces distorsión y eso confunde a la mente, que es la que tiene el mando de nuestra vida y la que analiza, diagnostica, juzga, reprime, controla y un largo etc… y todo ello desde el MIEDO, que es también una energía asfixiante, paralizante y enfermiza…

Qué tipo de alimentación seguimos, qué tal dormimos y descansamos, qué traumas arrastramos todavía, qué energías emocionales tóxicas están bloqueando nuestros centros energéticos…  Todo ello es importante de saber y sanar.

Muchos trastornos que sentimos y nos preocupan, más muchos otros que ya hemos tomado como «normales» y cargamos con ellos, son indicadores de algo por corregir en nuestra actitud ante la vida.

Y todo pasa por el AMOR: falta de amor, miedo a no ser querido, miedo a ser rechazado, falta de auto-estima… ¿Y la forma de sanar? Ganar en auto-estima, dejar de castigarnos, sentirnos merecedores de ser amados, sentirnos capaces de amar y ser amados…

Podemos empezar a aprender a leer los síntomas del cuerpo físico que nos quieren informar -quieren que nos hagamos conscientes- para que nos liberemos de cargas innecesarias y de auto-castigos para que seamos felices, que es a lo que hemos venido.

Lo que desaparece

LUZ irradianteCuando la mente deja de dominar te vuelves receptivo y desaparecen las resistencias.

Cuando dejas de estar centrado en tu yo comienzas realmente a escuchar y a  observar a tu alrededor… la auto-importancia desaparece.

Cuando los viejos traumas se diluyen desaparece el castigo auto-impuesto.

Lo que desaparece cuando entra en nosotros la Luz es la oscuridad.

Cuando se hace la Luz desaparecen los miedos. Cuando desaparecen los miedos nos sentimos bien con nosotros mismos; nos sentimos seguros, fuertes, valientes, radiantes… y todo lo inútil desaparece…

 

Contactar con el problema

Combatimos al enemigo creyendo viene del exterior pero son los traumas y conflictos  internos los que ocultan la hostilidad que generan sufrimiento, dolor y enfermedad en nosotros.

Nuestra actitud ante la vida es lo que alimenta y fortalece nuestro ánimo diariamente; cuando es fuerte nos ocupamos de las cosas desde la confianza y seguridad en nosotros mismos. Pero cuando  el enfoque mental  es negativo eso nos debilita, hace que nuestro ánimo esté decaído, nos cuesta resolver los conflictos y tomar decisiones.

Todos tenemos miedos inconfesables. Tenemos resistencias a los cambios. Si no controlamos y desarrollamos nuestra mente, ella nos domina desde la inflexibilidad y la obstinación. Pero hay que profundizar en nosotros mismos, bucear en nuestro subconsciente para ir a la raíz de esos patrones rígidos que gobiernan nuestra vida y de los que no sabemos liberarnos.

El proceso de sanación implica una evolución gradual  a partir de que tomo responsabilidad de mi propia vida. Se trata de un despertar y sucede en un particular momento en que decidimos conscientemente hacer un cambio en nosotros. Abandonamos totalmente el justificarnos y contactamos con el problema.

A partir de ahí la relación entre tu cuerpo y tu conciencia se activa. Vas hacia tu interior para comenzar a despejar  la tensión entre el cuerpo y la mente. Respiras profundo y conectas con tu ser que te guía en ese proceso de liberación.

Lo importante no es todo lo que sueltas de tu pasado y que te oprimía; alégrate. Lo importante es que ahora hay espacio suficiente para que el Amor que hay en tí se expanda; agradece.

 

 

¿cómo te sientes por dentro?

La verdad es que desde el vacío afectivo y los miedos formamos una personalidad que con el tiempo se convierte en una trampa de muy difícil salida y una carga sobre nuestros hombros y corazón que  termina alejándonos de nuestro Ser.

Si no sabemos resolver los traumas del pasado; sanándolos enfrentándonos a ellos y perdonando -tanto a los demás como a nosotros mismos-, ese peso, ese espacio en el corazón que ocupa todo ese dolor, rabia  y miedos, está limitando nuestra capacidad de amar: a nosotros mismos, a los demás y a la vida misma.

Toda esa parte emocional que nos envuelve, que no hemos solucionado, y que arrastramos desde la niñez, no nos deja ver nuestra realidad; no somos conscientes de ella sencillamente porque no somos capaces de enfrentarnos a ella. No queremos ver. No queremos saber. No nos conocemos en absoluto… usamos el escudo del «no sé» y damos por finalizada la búsqueda de nuestra infelicidad.

Por  mi consultorio pasan casos extremos pero que son ejemplos para todos y el conocerlos sirve para que veamos esas trampas en nosotros mismos. Vino un hombre mayor quejándose de insatisfacción e  infelicidad. Quería recuperar las ganas de vivir. Dijo que su vida era perfecta aparentemente; familia feliz, salud, dinero…  echaba de menos el poder salir con su velero o viajar a países exóticos como hacia antes y achacaba a eso -aunque sin creerselo- su falta de ánimo y decaimiento.

La cuestión radicaba en sus miedos. Él es dentista y dijo que desde el primer día que puso su consultorio y comenzó a trabajar, él siente miedo. Todos los días que va camino a su trabajo sus pensamientos y sentimientos son de miedo…

– ¿A qué? -pregunto, teniendo en cuenta que este señor lleva 30 años trabajando.

– No sé -es la respuesta.

No puedo evitar preguntarle ¿llevas todo este tiempo con ese sentimiento de miedo en el cuerpo y todavía no sabes por qué?

– De verdad, no lo sé – me contesta desde su desazón.

Este es un caso como tantísimos otros. Da igual el escenario y los personajes; el fondo siempre es el mismo: ¿Qué limita mi Ser? … y no dejar pasar el tiempo que nos vaya atrapando y envolviendo, como hace la araña con su presa. En este caso, la araña es la mente y su tela en la que quedamos atrapados es ese «no sé» que nos inmoviliza.

Sólo cuando tomamos la vida y cada situación de la vida como un desafío y nos enfrentamos a ella, nos libramos de caer en este tipo de trampas que nos tiende  nuestra mente.

Hacer repaso a menudo de nuestra estado interior: ¿Cómo me siento por dentro?… desde el corazón que venga la respuesta y solucionar inmediatamente.

Encontrar las opciones y elegir las soluciones… no tomemos por normal el que nuestras sombras sean más grandes que nuestra Luz.

Reiki para una mejor salud

Cuando la ENERGÍA VITAL se absorbe y distribuye adecuadamente por todo nuestro cuerpo podemos decir que estamos SANOS.

REIKI es una herramienta que nos prepara para hacer un Camino de vida desde dentro; teniendo la Mente y Corazón en perfecta sincronicidad.

REIKI es altamente efectivo si lo incorporamos en nuestra vida cotidiana porque nos permite utilizar la energía vital en los procesos de recuperación de nuestro cuerpo físico, mental-emocional y en el desarrollo de nuestra alma.

Utilizando las manos como instrumentos para percibir, desbloquear, limpiar, equilibrar y proyectar energía superior para sanar y potenciar.

Siguiendo las leyes naturales de la auto-sanación podremos trabajar con nosotros mismos en la limpieza de energía estancada y enferma. Podremos energetizar zonas debilitadas. Podremos revitalizar el sistema inmunológico. Podremos sanar en nosotros traumas pasados y todas las heridas emocionales y estados de miedos, ansiedad, angustia, rabia, etc. que nos afectan y bloquean.

Cuando escuchamos en nuestro interior una fuerza que nos pide un CAMBIO en nuestras vidas ES EL MOMENTO.

REIKI es un valioso regalo y nunca es casualidad cuando llega a nosotros. Aprovéchalo