
Voy a entrar en el año 2020 con 72 años cumplidos. Quizás a muchos les ocurra lo que a mi, como tener el sentimiento de haber vivido diferentes vidas en una. Mirar hacia atrás y ver que en algunos momentos de elecciones cruciales, si la toma de decisión hubiese sido otra distinta, nuestra vida hubiese tomado un rumbo totalmente diferente.
Al cerrar completamente un ciclo de vida y comenzar otro, he cambiado inclusive de nombre. He cambiado radicalmente mi imagen por el simple hecho de provocarme a mi misma en la nueva etapa. También hice cambios radicales de creencias, ciudades, países, … todo ello por el afán de aventura e indagar hasta dónde llegaba mi realidad y cuán ilusoria era la vida …
Sin embargo, siempre he tenido muy presente mi esencia y mi naturaleza. He sido siempre íntegra en mis principios aunque los demás no lo entendiesen así. Pero reconozco que mi intrepidez de juventud iba teñida de egoísmo que a veces fue arrasador. Pido disculpas por ello.
Mi curiosidad ha ido siempre ligada a mi sentimiento de libertad. También debo decir, en honor a la verdad, que he pagado caro mi soberbia de haberme creído invulnerable.
¿Y ahora qué? Por fin vivo la calma tan anhelada.
Desde mi Presente, pido para todos paz para este año 2020 que comienza. Que la sabiduría interior germine en todos los corazones. Que nuestra Conciencia se expanda y nos enseñe la acción correcta. Que las bendiciones del buen estar y el buen hacer nos envuelvan durante todo el año y nos proporcione armonía.
Que así sea. Y así es.




Vengo de una familia en la que no sabíamos comunicarnos. Había miedo a preguntar y ni siquiera se nos pasaba por la mente el pedir ayuda. La figura autoritaria absorbe la libertad del niño. El miedo se vuelve un sentimiento normal que te encierra en ti mismo.
El sacrificio requiere de compromiso y esfuerzo. Siempre que sea voluntario y consciente, el sacrificio está bendecido por el Universo que apoya y fortalece a la persona que ha adquirido alguna responsabilidad.
A ratos estoy a la defensiva, a ratos me desplomo y cedo, a ratos ataco, otros ratos imploro y alzo la voz o me callo, lloro …
Cada uno tiene varios estilos de expresión según las circunstancias lo requieran pero hay personas en las que las emociones les pueden crear serios problemas si se mueven en los extremos y de forma contradictoria. También están esas otras personas tan rígidas y rigurosas que en toda circunstancia tienen la misma forma de actuación, no permitiéndose expresarse con libertad.
La diferencia es grande. El compromiso primeramente es con uno mismo. Debe ser voluntario y consciente; así es como se crea la perfección.