El tiempo es dinero

Cuando sientes con claridad no tienes que pensar: sabes.

Parece ser que el lema y oración de estos tiempos es: «Mi vida vale tener más dinero». Y esa misma obsesión por el dinero se ha convertido en el sufrimiento y perdición de nuestros valores como raza humana.

Y justamente es el dinero el grillete que nos ha atrapado y nos ha convertido fácilmente en esclavos del Sistema materialista que dirige el mundo.

Ay, la codicia, que mala es. Nunca se tiene bastante.

Pero nuestra soberbia no nos permite reconocer nuestra ignorancia y seguimos justificando nuestra pérdida de identidad e integridad.

Aprendamos a ser observadores de nosotros mismos. Estamos a tiempo para rectificar. Aprendamos a separar al Ego de la Conciencia en nosotros para poder ser testigos imparciales del «juego» … de cómo el yo-personaje se mueve y domina sin control el Plano material e instintivo, desde la perspectiva limitada e individualista que tenemos de identificar el mundo y a nosotros mismos.

Cuán ambiciosos somos en lo material y que poco para enriquecernos espiritualmente, como seres humanos.

Anhelemos tener un alto nivel de Conciencia. Seamos creativos. Perceptivos. Reflexivos. Compasivos …

Participemos más socialmente. Demos lo mejor de nosotros mismos. Transformemos la frustración y los errores en aprendizajes.

Inspirémonos en la Madre Tierra. Sintámonos parte de ella. Seamos agradecidos. Hagámonos sabios estando de su lado…

Vender nuestros sueños

hombre y caballo«VENDERNOS»  quiere decir dejar de ser quien somos a cambio de tener una seguridad económica, un estatus, éxito laboral, … cuánto debo dar de mi y cuánto dependeré  de los demás, si finalmente cedo y entro en la maquinaria  de esta sociedad consumista.

¿Cuánta libertad voy a perder si claudico y dejo  de ser quien soy?  Si me rindo y dejo de lado mis deseos y sueños profundos es porque he perdido la fe en mi mismo.

El corazón se va encogiendo y apagando poco a poco cuando no escuchamos a nuestro corazón y seguimos un camino que no es el nuestro. Queriendo agradar a otros, tal vez, nos hundimos en una infelicidad silenciosa, renunciando a seguir nuestro destino. Nos hacemos voluntariamente esclavos de los sueños de otros.  Y el tiempo  que nos quitan otros -por cobardía a defender lo que es nuestro- es irrecuperable.

Cuando hacemos un gran esfuerzo, sacrificando nuestros ideales y nuestra naturaleza,  por integrarnos en el sistema o en un grupo o en una relación, estamos dándole la espalda a nuestros anhelos y aspiraciones más elevadas … que nada tienen que ver con el mundo material.
Nos aconsejan y nos manipulan  dándonos mil razones contundentes sobre la necesidad de  que nuestras miras  estén basadas en lo material … y probablemente nos convenzan, a hacer lo que la mayoría de la gente común hace:  nos vamos a hipotecar de por vida para tener en propiedad una casa y un coche pero estaremos echando  a faltar la naturaleza, las montañas, el sol y la libertad de no tener obligaciones económicas impuestas  que nos limitan. ¿Dónde quedó nuestra alma?
La cuestión es valorarnos y  sabernos capaces de cualquier desafío que nos propongamos. Sabiendo decir NO sin sentirnos culpables.
Porque los miedos y la inseguridad son los mayores enemigos que tenemos, el mayor obstáculo para que sucedan las cosas. Así que, confía. Fortalece tu identidad. No permitas que los condicionamientos y el sistema social te manipulen. Volvamos a ser creativos.
Sigamos nuestra intuición. Sigamos el camino del corazón. Pide al Universo ilumine tu camino y verás el foco de Luz alumbrándote …