Femenino y Masculino

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Desde el equilibrio entre lo Femenino y Masculino nace el entendimiento y la sabiduría.

Desde el equilibrio entre las energías femeninas de la justicia y las energías masculinas de la autoridad, nace el Amor.

Desde el equilibrio entre las energías femeninas de la belleza y las energías masculinas del coraje, nace la victoria.

La Mujer recupera su naturaleza y valores. Ha estado demasiado tiempo sometida, esclavizada y denigrada. Hemos estrenado el milenio donde la energía femenina reaparece en primer plano para reactivar todo lo vivo con su creatividad,  sabiduría y su sensibilidad.

Lentamente, la Mujer recobra su protagonismo. Aprendió a ser paciente, a guardar silencio, a mantenerse en un segundo plano sin perder su equilibrio ni su dignidad interior. Aprendió a esperar tiempos mejores. Aprendió a guardar secretos.

La oración las ha mantenido alertas y fuertes desde su aparente pasividad. Desde su inteligencia emocional madura, ahora les toca instruir a las más jóvenes.

mujer mayor digna

Que las jóvenes escuchen  lo que las mayores tienen por enseñar  y aprenderán sobre las trampas de ser ingenuas. Aprenderán de los peligros que conlleva el no valorarse y el no respetarse.

La mujer mayor aprendió de la vida  desde el silencio, concentrando su energía como paciente testigo. Tejieron sus emociones en hilos de entendimiento que empoderaron  su espíritu.

La mujer mayor hizo su aprendizaje desde dentro. Su sabiduría vino de la paciencia y de un conocimiento intuitivo superior.

Su percepción se expandió junto con su conciencia desde su generosidad y fe. Y su triunfo mudo se lo dio su espiritualidad y comunión con la divinidad.

 

 

La influencia de los planetas en nuestra vida

planeta tierra 2Asistí a un curso de Astrología Védica que impartió mi Maestro espiritual Sri Swami Purohit. El propósito fue abrir la mente para que seamos capaces de liberarnos de los condicionamientos del pasado. La lógica y el propósito de la Astrología Védica es ayudar a conocer nuestro propósito de vida y llevarlo a cabo.

Para empezar nos dijo que hemos nacido con una posición planetaria en particular y eso marca nuestra vida de manera «fija». Y que sólo siguiendo una práctica espiritual se consigue tener realmente LIBRE ALBEDRÍO. O sea, el poder ir más allá de las leyes de los planetas que están «controlando» nuestra vida.

Dijo que si queremos tener libertad real debemos conectar con nuestra Alma para liberarnos de la ley de causa y efecto. Pero que no es posible cambiar los patrones de condicionamientos desde la mente, sólo se logra desde el Alma, que es el nivel más sutil de nuestro cuerpo.

Nuestra  naturaleza la marca el planeta ascendente; el que seamos aventureros, intelectuales o emocionales, perfeccionistas, con capacidad de líderes o buenos matemáticos. También influye en los que piensan demasiado y dejan pasar las oportunidades. Los que prefieren estar en lo correcto a ser correctamente felices…los planetas  intervienen en todas las capas que conforman nuestra personalidad, influenciando en el programa de vida que nos viene dado.

Quizás lo que más me sorprendió es cuando afirmó que «El éxito te llega cuando tu plan y el Plan de Dios es el mismo… si no es así, se crean conflictos innecesarios».

Nuestro hacer en la vida, si no está apoyado por la Naturaleza, será arduo, tortuoso y hasta tormentoso en algunos momentos. Pero si conseguimos trascender, entendiendo que formamos parte de esta Naturaleza y del Todo, y dejamos de poner RESISTENCIAS al fluir de sus energías, entonces y sólo entonces, es cuando nos hacemos dueños de nuestro destino.

Se trata de hacer lo correcto. Vivir en paz con uno mismo desde la actuación correcta. Saber que existen tiempos favorables y tiempos donde es mejor no actuar. Debemos estar atentos, ser observadores y crear Conciencia. Cada ser es único: los que son líderes por naturaleza, los comunicadores, las mentes refinadas, los idealistas, los educadores, los sanadores, los artesanos …

Pero no lo olvidemos; sólo podremos ser los arquitectos de nuestra propia vida cuando vivamos desde el nivel del Alma, no desde el Ego.

La espiritualidad no significa controlar la Naturaleza, significa ALINEARSE con ella.

Armonizar nuestra energía con la energía cósmica. Se trata de una apertura a la Divinidad que va más allá de lo que el ego desea. Se trata de abrirse a una energía superior, la del Amor Incondicional, y RENDIRSE a ella.

La facultad de Ver y Escuchar

florysolEl Alma  queda reducida a rescoldo cuando no se mantiene la llama del Espíritu. Cuando el ser humano se aleja y desatiende su parte divina -su Conciencia- comienza su desgracia… y no sabe por qué; ha perdido la facultad de Ver y Escuchar. Ha dejado atrás a su ser esencial.

El ser humano está extraviado. No existe la paz en el interior ni en el exterior. Y no es por culpa de esto o aquello, no vamos a justificarnos más de que nuestra infelicidad la causó algo externo a nosotros mismos. El ser humano perdió la  conexión con la  Fuerza y sabiduría de su corazón espiritual que lo une a la Conciencia Suprema.

Ni a nivel individual y por lo tanto tampoco a nivel global existe la paz porque el ser humano sigue atado al plano de las formas y de lo material.  Es la mente quien domina desde el egoísmo y la codicia.

La paz es ausencia de conflicto. Y el conflicto nace al romperse el equilibrio entre las energías masculinas y femeninas que en todo ser humano debieran estar despiertas y fluyendo en armonía. Si no hay Fe y Amor, hay miedo a perder.

El conflicto se crea al querer ser diferente a lo que uno es, queriendo «tener y ser  más» y que esa es la trampa clave que nos lleva a la  infelicidad y la enfermedad.

Desde el despertar de la Conciencia es como podremos  recuperar las cualidades innatas de la intuición para que se abran las puertas hacia la divinidad que hay en nosotros y nos conecten por fin con las energías cósmicas del Amor Incondicional.

 

El karma positivo y negativo

ser, geometria sagradaCada persona nace con una naturaleza en particular; viene a este mundo  con dones (karma positivo: lo ya ganado) y dificultades por las que tiene que pasar (karma negativo: lo que le falta por aprender).

Desde el libre albedrío usaremos nuestro potencial y capacidades con una actitud de resistencia e inconsciencia o utilizando todo ello como combustible para crecer y evolucionar.

Nos ha sido concedido un vehículo para cumplir con nuestro trabajo: el cuerpo físico. Al descender a este plano material, ante tal densidad energética,  nuestra Conciencia quedó relegada y resulta dificultoso remontar y recuperar   al Ser que ya somos.

Establecer  esa conexión con nuestro cuerpo espiritual -con nuestro Ser original- es lo mejor que podemos hacer si queremos avanzar; vivir como  seres  humanos y recuperar nuestra parte divina.

Honrar la vida, ser agradecido y meditar, nos ayuda a mantenernos Presentes.  Sentir la Presencia del espíritu que nos une al Todo, es lo que da sentido a la vida y crea Dicha en nuestro interior.

Nada ocurre por casualidad. Nada. Todo está dentro y sujeto a un Orden y Plan  Superior que nuestra limitadísima mente no puede alcanzar a comprender. Sólo cuando fusionamos nuestra conciencia a la conciencia universal somos capaces de entender que somos parte de un Todo; la Energía Creadora del Amor Puro, que llamamos Dios.

 

Los centros energéticos

chakras colores maravillososPara abrir la mente consciente y comenzar a desarrollar nuestra Conciencia, tenemos que trabajar con los centros energéticos de nuestro cuerpo: los chakras. Los chakras sólo se abren y armonizan haciendo una práctica regular.

Hay unos ejercicios  físicos de yoga para abrir los tres chakras inferiores: raíz, sacro y plexo solar.
Y otro tipo de yoga avanzado, como  práctica espiritual,  para abrir los chakras superiores : garganta, tercer ojo  y coronilla.

Se trata de seguir un proceso de forma secuencial. Para que fluya la energía de abajo hacia arriba en la medida que la vamos desintoxicando y purificando. Aqui no sirven las prisas ni hay atajos. Cada chakra nos irá mostrando nuestra realidad a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

Primero irán saliendo las tristezas y la rabia, y estaremos de Observadores de toda esta manifestación, y la aceptaremos. Y será luego, cuando hayamos abierto y armonizado nuestros chakras,  cuando la sinceridad y autenticidad hacia nosotros mismos, florezca.

Todo este trabajo nos llevará tiempo, y no será fácil, pero igualmente la gratificación será  inmensa; descubriremos nuestra humanidad y si seguimos un poco más adelante,  inclusive  nuestra divinidad.

En el mundo de la irrealidad …

trenLos grandes santos de todos los tiempos,  que han estado en comunión con la Divinidad y han alcanzado ver la Realidad han asegurado que este mundo es inconsistente e irreal.

Pretender salir del mundo ilusorio que fabrica la mente inferior desde la misma mente es un absurdo inútil y desgastante.  Hay un cuento indio que nos deja ver la diferenciación entre lo real y lo irreal:

Viajaba en cierta ocasión un prestigioso sabio de Bombay a Madrás, en uno de esos trenes imposibles en los que personas, animales y cosas se mezclan en una compleja y abigarrada camaradería típicamente hindú.

En el mismo vagón de nuestro sabio se sentaba un individuo de mediana edad y de aspecto estrambótico,  que llevaba apoyado en las rodillas un canastillo cuidadosamente cerrado.

De vez en cuando, el hombre abría con precaución el cesto, contemplaba con atención su contenido y volvía a cerrarlo meticulosamente.

Tras repetir un sinfín de veces la consabida maniobra, el sabio se sintió presa de la curiosidad y preguntó a su compañero de viaje qué era lo que guardaba con tanto cuidado en su canasto.

– Se trata de una pequeña mangosta -confesó el viajero-. Como usted sabrá, es un animalito muy fiero capaz de enfrentarse a toda clase de serpientes. Lo llevo permanentemente conmigo porque -y en este momento el hombre bajó con discreción el tono de voz-, verá usted, yo soy alcohólico, y en los accesos de delirium trémens que padezco, me protege de los ataques de esos malditos bichos.

Al escuchar tales palabras el sabio no pudo evitar una sonrisa de superioridad.

– Pero usted debe saber,  buen hombre, que en su caso las serpientes son completamente imaginarias – le dijo.

En el rostro del viajero se plasmó una amable sonrisa.

– Claro que lo sé -repuso- pero la mangosta también.

 

 

¿Qué es la espiritualidad?

Jesucristo atraía a miles de personas, le seguían aunque lo más probable es que no entendiesen sus palabras. Pero él irradiaba una Luz irresistible que beneficiaba a quienes le rodeaban; llegaba paz  a sus espíritus. Les transformaba. ¿Qué más hay que entender? Así ha sido y es con mucha gente santa e iluminada; desprenden una energía amorosa que produce atracción y reconocimiento de quienes vibran «en su misma onda«.

Nuestro espíritu vibra y se regozija cuando la Luz le envuelve. La espiritualidad es parte intrínseca de nuestra naturaleza; es el anhelo más íntimo de nuestro ser esencial por mantener viva la fusión con la divinidad.

Elevar nuestra frecuencia de vibración. Percibir y sintonizarnos con las energías sutiles que nos ayudan a trascender este plano material. Purificar nuestro corazón y llenarlo de amor y compasión. Cuando nos invade un sentimiento de inquietud e insatisfacción con nosotros mismos,  es nuestro cuerpo espiritual que nos está pidiendo que le alimentemos.

¿Cómo? Yendo al encuentro de nuestro ser. Anhelando ese encuentro. Yendo hacia adentro, donde está nuestro Templo y allí nuestro Maestro-Guía (Angel Guardián). Respirar profundo y guardar silencio, en perfecta calma. Y en esa quietud y paz, podemos hablarLe desde el corazón para luego -lo más importante- escucharLe.

Las religiones y las instituciones religiosas son y nos enseñan otra cosa muy distinta. Aquí estamos hablando de espiritualidad. Somos seres espirituales y no necesariamente «religiosos».

Sé lo que digo. He sido religiosa durante 20 años. He sido creyente practicante y cumplía diariamente con todas las obligaciones religiosas (por miedo a que Dios me abandonase, me castigase, … también por agradarLe, por ser buena creyente…). Pero el calor devocional de mi corazón se fue apagando; las obligaciones asfixiaban la espontaneidad y el anhelo del espíritu se difuminó y cayó en el hábito. La oración se convirtió en rutina …

La espiritualidad y la comunión con Dios es algo totalmente personal. Ni se puede imponer ni se puede convencer con palabras de su existencia. No se puede inculcar la fe, hay que experimentarla. No se puede obligar a rezar, hay que sentir esa necesidad. No se puede conocer a Dios si no existe primero ese anhelo ardiente por fundirte en Él.