
Si hace unos años atrás lo que dominaba en la sociedad como sentimiento era la ansiedad, ahora es la desesperanza. Y se entiende, porque la humanidad ha dejado de producir líderes -honestos-, dirigentes que velen por el bien común. Y para poder soportarlo, inconscientemente hemos tomado una actitud de relajamiento y vista gorda, que sin querer crea desilusión y hastío, en el fondo, de nosotros mismos.
¿Cómo retomar los valores que nos den la fuerza para seguir adelante con dignidad, sin perder la esperanza y el entusiasmo y a la vez tener el temple de mantenernos lúcidos?
La injusticia. La hipocresía. La desvergüenza y la desfachatez. La mentira. La codicia. Esto es lo que crea frustración. ¿En qué medida podemos luchar contra ello? … Empecemos por hacernos conscientes de nosotros mismos, de nuestras limitaciones y capacidades.
Ahora toca dar una perspectiva social mayor a nuestro entendimiento, para no quedarnos estancados o bloqueados en la desesperanza, la rabia o la impotencia. Tenemos que desarrollar recursos internos para que no nos involucremos más de lo necesario, y hacerlo de manera útil, o nos desgastaremos energética y emocionalmente, sin ver resultados.
A las emociones relacionadas con la decepción y la frustración, podemos quitarle todo el peso de drama o sentimiento de culpa, ampliando nuestra Conciencia a una dimensión mucho más elevada hasta llegar a la comprensión para no involucrarnos emocionalmente, sin caer en la indiferencia. Difícil pero posible.
Desde la aceptación, lo más conveniente es rebajar nuestro idealismo tomando una actitud más realista que no perjudique nuestra salud y nuestro bienestar. Así podremos ser más efectivos.




El miedo psicológico es a algo que podría suceder, no es miedo a lo que está sucediendo. Y es este tipo de miedo al que tenemos que poner fin.
El miedo a actuar que padecen tantísimas personas, condicionadas por su poca auto-estima y por una equivocada valoración de sí mismas, les hace poner toda su energía vital en complacer y agradar a los demás. Muchas veces, obligados a una amabilidad servil, que esconde su frustración.
Por miedo a sufrir elegimos no amar. De tanto vivir en el pasado o en el futuro nos volvemos de piedra porque hemos dejado de estar presentes en nuestra vida.
¿De qué estamos hablando cuando decimos «sanación emocional»?
La auto-exigencia,como exceso, fácilmente deriva en enfermedad si no detenemos a tiempo esas auto-imposiciones desmedidas y ese ritmo feroz que nos obligamos seguir.
La VIDA es un proceso que llamamos VIAJE, creyendo que tiene un comienzo y un final. Pero la realidad es que este proceso significa LA ACCIÓN DE IR HACIA ADELANTE en el transcurso del No-Tiempo..