¿Qué es la Conciencia?

Está la Conciencia individual que el Ego controla y tenemos también la Conciencia universal que es una cualidad del Alma y que está ligada a la Conciencia Superior.

Cuando conseguimos expandir nuestra Conciencia individual para que trascienda nuestra identidad personal podemos experimentar una realidad mayor que no tiene fin, y es entonces cuando comenzamos a actualizar nuestra visión de nosotros mismos y nuestra pertenencia al Universo.

Al ampliar nuestra Conciencia y supeditarnos a ella, nuestra dimensión espiritual crece así como nuestro potencial humano.

Trascender lo cotidianamente físico y material nos hace creativos y nos pone en contacto con la magia de la vida, haciéndonos salir de lo ambiguo e ilusorio del mundo externo a nosotros mismos.

A través de la introspección, la recapitulación y el silencio que nos lleva a encontrarnos con nuestro Ser, es como llegamos al entendimiento de nosotros mismos como seres humanos y divinos para lograr una comprensión mayor de nuestra dimensión espiritual y eterna.

Los estados plenos de Amor y compasión son el resultado de la desidentificación con el cuerpo/mente desde un nivel de Conciencia superior. El desarrollo de la Conciencia es gradual y es parte del proceso que seguimos todos los humanos en nuestra evolución, integrando en cada nuevo nivel las experiencias anteriores.

La Mente cuando es capaz de observarse a sí misma, de manera imparcial, desde la inocencia y pureza del Ser, recibe el conocimiento directamente para convertirlo en certeza en su corazón, esto quiere decir, que alcanza por fin la paz interior.

La soledad de los despiertos.

La persona con un alto grado de Conciencia refleja en su sonrisa serenidad, en su silencio la calma, en su sobriedad su estabilidad emocional, en sus pocas palabras su sabiduría. Esto es lo que irradia; es su Luz manifestándose. No tiene nada que demostrar ni convencer o conquistar, es como es. No pretende nada, no busca nada. Es el otro, quizá, el que se sienta molesto, incómodo. No sabe cómo encasillar a ese tipo y dice que es un pedante, vanidoso, engreído… aunque no haya dicho nada todavía, está claro que está fuera de lugar.

No se trata de crear comparaciones ni de hacer una escala del Bien y del Mal o de Mejor y Peor. No se trata de que nadie se sienta menos o más como persona. Todo eso ya ha quedado atrás y no nos sirve porque cada uno es único y está viviendo la experiencia que tiene que vivir para el desarrollo de su Conciencia y tampoco entramos a valorar cuántas veces se ha fallado y uno tiene que pasar por la misma prueba una y otra vez hasta que se descorre un velo y entiende.

Pero nada de eso es importante. La vida ocurre para que aprendamos. No debemos caer en el error de juzgar sino entender y aceptar que cada uno ha venido a experimentar una serie de cosas, que cada uno tiene un propósito en la vida, que somos instrumentos unos de otros para nuestra evolución y ahí lo dejamos con respeto total por los demás.

No entendemos nada de la vida hasta que ya hemos cruzado la frontera de la inconciencia y uno comienza a entender de qué va la vida y su propósito, entonces uno simplifica su actuar y lo que pretende es estar en paz con la existencia y consigo mismo. Todos queremos ser amados y ser felices … la cuestión es que no sabemos cómo conseguirlo.

Existen herramientas que crean certezas, nos ayudan a salir del pasado y hacen que construyamos una vida mental, afectiva y emocional estable. Todas ellas tienen como clave la toma de CONCIENCIA.

¿Qué ocurre? Debemos contar con ello; cuanto más despierta está tu Conciencia menos amigos vas a tener; eres un incomprendido. La gente común -que todavía vive en un mundo ilusorio- ya no se siente a gusto a tu lado. A las personas normales y corrientes siéntalas delante del televisor o dales temas de conversación que sean banales e insustanciales. No quieren pensar así que no les calientes la cabeza con tus reflexiones.

Tendrás que encontrarle el gusto a la soledad y al silencio. Y cuanto más te adentres en ti encontrarás la compañía perfecta en ti mismo, para esos momentos en que necesitas la paz y el sosiego.

No intentes captar la Realidad con la mente, eso es imposible, te va a engañar. Siente al Ser dentro de ti, desde tu corazón y eso te ayudará a sentir tu esencia.

La felicidad se construye

Comencemos por no robar, mentir o culpar con el pensamiento. Ampliemos la acción a no robarnos tiempo ni mentirnos a nosotros mismos y mucho menos culparnos de nada ni por nada.

El Amor en nosotros se despierta y germina desde el entendimiento, la compasión y la aceptación; es la simiente genuina y origen de vida.

Muchas cosas suceden de forma inesperada pero los cimientos de la paz interior se levantan desde el esfuerzo consciente y la voluntad de avanzar. Quitémonos las máscaras.

Cuando ya no sentimos la necesidad de ser reconocidos ni nos comparamos con otros ni juzgamos a los demás, es cuando nuestra mente comienza a deshacerse de todo pensamiento inútil y nuestro corazón se aligera y florece.

Es hora de liberar el Alma de su aislamiento y reconectarla con el corazón espiritual. Esto nos proporcionará fuerza y seguridad en nosotros mismos.

El camino del Amor lo experimentamos en la contemplación interna y en la lucidez que comenzamos a experimentar mentalmente. Las necesidades afectivas se concentran entonces en ser conscientes de la propia Alma y Espíritu en nosotros, y eso nos aporta autenticidad, integridad y unidad.

Como nos hizo ver Osho «La vida no es un acertijo por resolver, es un misterio que hay que vivir».

Mi identidad; lo que soy.

Cuando estamos atentos aparecen las señales.

Nada puede ser forzado ni tampoco sirven las experiencias prestadas.

Yo soy lo que soy, esa es mi identidad. Me reconozco desde el silencio.

La relación que mantengo conmigo misma es mi entidad. Unidad del Ser..

Enormemente sola y enormemente libre. Des-identificada del personaje.

En paz con la existencia. Me acepto. Mi Conciencia es mi guía y luz.

Enraizada en la tierra, unida al sol del día y a las estrellas de la noche.

Soy la luna en todas sus fases. Con ella brillo o me escondo (recojo).

«¿Cómo sentirme serena en situaciones inciertas?», me pregunté.

Y apareció el mensaje cuando ya me había rendido y dejé de pedir:

Apareció de la nada una garza sobrevolando muy bajo mi casa. La miré muy sorprendida y mi corazón se llenó de certeza «sigue adelante, atenta a las oportunidades para aprovecharlas rápidamente. Tu espíritu te guía».

Cada acción que emprendo es un paso más para desplegar mi propósito. Me siento agradecida.

Conviértete en el dueño de tu existencia y tu vida será guiada fácilmente por tu Ser.

La libertad de ser.

Anhelo por saber. Curiosidad por conocer. Incansable búsqueda.

Me hice católica a los 16 años. Me hice musulmana con 34 años. Entretanto me interesé por el budismo Zen. A los 45 años me aceptaron en la Tarika sufi de los Yerraji en Estambul. Y con 56 años me desembaracé de todas las formas y dogmas y me quedé con la esencia de cada una de ellas.

Me siento, igualmente, de todas partes -hija de la Madre Tierra- pues el haber viajado por el norte y por el sur, vivido tanto en oriente como en occidente, me han dado la certeza de que no hay un sitio mejor o peor, ni la buena gente está concentrada sólo en un lugar. Las cosas son según el color con que las vemos.

Todo depende de cómo respiramos. Desde qué nivel de Conciencia actuamos.

La libertad de ser, de corregir el rumbo, de equivocarme y volver a empezar, de no sumar fallos sino experiencias, de dejar el pasado atrás y vivir el presente sin miedos.

Hasta que llega el momento de que te das cuenta que no hay que salir fuera para encontrar lo siempre vivo. Se termina la etapa de «buscadora» y entras en el estado pleno de saberte completa; en paz contigo misma.

Parar el mundo

Vive con seguridad en ti mismo aunque no haya garantías de éxito.

Sintiendo satisfacción por tu esfuerzo aunque no haya reconocimiento ajeno.

Con alegría por ganarle a la voluntad que a veces flojea.

Con responsabilidad por la dignidad que te sostiene y la felicidad que te forjas.

Todo ocurre en el Presente y en la Presencia de tu Conciencia -si tu quieres que así sea- que está lista para ayudarte cuando te hayas deshecho de los condicionamientos del pasado y las expectativas del futuro.

Si quieres paz, sé la paz que deseas. Si quieres amor, sé el amor que necesitas.

«Parar el mundo» se hace necesario de vez en cuando para poder recomponer la idea que tenemos de él y de nosotros mismos; deshacernos de toda creencia obsoleta y cuestionar nuestra realidad.

Somos soberanos de nuestro propio dominio.

Cerca y lejos del tiempo

Físicamente sí. Pero en otra dimensión superior no existe el tiempo ni las distancias.

¿Qué perdemos cuando el tiempo se para y dejamos de existir para el otro?

¿Acaso se esfuman en el aire los sentimientos no expresados?

No quiero que exista el tiempo entre tu y yo, mientras estamos alejados uno del otro … mientras sanamos nuestras heridas.

Habrá sido un pestañear y ni eso, cuando llenemos el espacio vacío con un largo abrazo.

Porque no se trata de recuperar el tiempo … es como el viento … ¿a dónde se va el viento cuando deja de soplar cerca nuestro? ¿Acaso se agota, se pierde, muere y nace una y otra vez, siendo siempre el mismo?

No quiero pensar que existe el tiempo y se puede malgastar o perder. No.

Para sabernos vivos y sentirnos amados, aunque alejados físicamente, mejor dejemos deslizar los sentimientos, como el viento suave, para que el trayecto se resuma en un suspiro.

No existen las distancias. Sé que las estrellas me contemplan mientras yo las observo maravillada.

De igual manera, sé que te tengo, que estás en mi, como yo en ti, por siempre.

La vida

La vida misma es mi amiga y compañera. Así lo siento. Para definir la vida hay que sentirla.

Todo tiene vida y está interrelacionado. Todo cobra vida cuando estamos atentos. Todo el espacio que respiramos está cargado de vida.

Entonces, si soy consciente de ello y mi Conciencia está despierta, percibiendo la vida en cada suceso, en cada parpadeo y respiración, me siento vibrante y en sintonía con mi alrededor.

La vida me muestra y me recuerda muchas veces de que estoy viva; me facilita lo que yo necesito para crecer. Ya no me resisto a vivir lo que ella me brinda. Me fue dada mi «porción» de vida y la hice mía en principio, la metí en un molde y la programé, la discipliné y la sometí; ese fue el error.

Ahora, una vez entendí que ella es mi maestra porque ella es muchísimo más que mi inteligencia finita y muchísimo más que mi capacidad de comprensión y sólo ella me puede enseñar la sabiduría de la vida, la he liberado y al mismo tiempo fluyo en ella, desde la confianza absoluta.

La vida en sí es impersonal en su pureza. Es cuando la domesticamos que la constreñimos a un espacio cuadriculado sin horizonte, llamado YO.

Cuando nos apropiamos de la vida, se apaga el sol interior, deja de manar la Fuente, desaparecen nuestras alas y perdemos la capacidad de admirar la belleza de la Madre Tierra.

La vida, si le permitimos hacer, nos deja ver los milagros como algo cotidiano.

La vida, cuando nos sonríe, expande nuestros cinco sentidos y nos sentimos plenos, sólo por el hecho de estar vivos.

No tiene que ver con nuestra condición o situación externa. La vida se lleva dentro y se siente a flor de piel y en el corazón. La vida es infinita, va más allá del espacio-tiempo.

Lo demás es subsistir.

Un mar de indiferencia

Tenía ante mí un mar sin sol debido a la indolencia de la raza humana. Las olas, cansadas, iban y venían reflejando la apatía y dejadez del mundo.

En lo alto del acantilado había una plataforma de cemento donde la gente se paraba a mirar la inmensidad de su indiferencia. Pero, desde su estado de inconsciencia, sólo veían lo que querían ver.

De vez en cuando surgían olas de Luz y unos pocos las reconocían y se maravillaban de ellas, haciéndoles recordar y reavivar su condición humana y divina.

Otros, más audaces, bajaban a las rocas para refrescarse en el agua. Y otros, muy pocos, se quedaban meditando buscando conectarse con el espíritu del océano.

Resolver sin miedo.

Dejamos atrás las viejas ideas y creencias sobre nosotros mismos y nos vamos a explorar lo nuevo que se discierne y nutre a la Conciencia.

Respiramos conscientemente y nos alimentamos también de forma responsable. Cuidamos nuestro cuerpo físico, mental, emocional y espiritual. Purificamos la energía vital haciendo ejercicio. Nos renovamos en cuerpo y alma… y el Universo responde a nuestra vida y la hace fluida.

Ya nos lo dijo Nicolás Tesla «Nada se pierde, todo se transforma».

Ahora toca RESOLVER. Comenzamos a tomar decisiones correctas, desde la claridad mental y emocional. Desde nuestra intención de priorizar nuestra propia felicidad interna. Modificamos nuestra actitud sin miedo a enfrentarnos a nuestro pasado para saldar cuentas pendientes.

Nos damos cuenta que mantener problemas sin resolver, resentimientos y frustraciones no hace más que formar una costra alrededor del alma que frena la libertad de ser quien somos.

Las experiencias del pasado han forjado patrones a nuestro modo de actuar en el presente. Ahora debemos tener una perspectiva más amplia, más comprensiva y más compasiva de nosotros mismos y de nuestra gente cercana.

Tener una actitud de servicio es muy importante; nos abre el corazón a la generosidad y al amor desinteresado.

Prestar atención también a nuestro cuerpo energético, mantenerlo equilibrado y en armonía; escuchemos nuestra voz interior que nos irá marcando cómo y qué hacer.

Nuestros talentos se expresan desde el alma. Profundicemos en nuestros valores y experimentaremos la plenitud del Ser.

Todo ello nos va enriqueciendo en dignidad e integridad como seres humanos.