
He sido muy viajera. Mientras viví en Irán, durante siete años, rezando cinco veces al día, cada vez en esos momentos, me ponía a llorar sin poder evitarlo. Y no lo hacía por algo en concreto; alguna pena o sufrimiento particular. Era un llanto, sin más, que nacía en lo profundo de mi Ser y purificaba mi corazón.
Aunque las lágrimas salían de mi, no era un llanto personal. Se manifestaba a través de mi la miseria humana. El desconsuelo y la desesperanza colectiva de la humanidad desfavorecida clamaban a la Fuente divina por la purificación desde el Amor Puro.
Y quiero puntualizar que fue en esas tierras donde fui testigo -y en muchas otras también- del fervor y devoción sincera de la gente común. Recuerdo un día que subí a un taxi, que no son individuales, van llenándose y vaciándose en el trayecto marcado, así que continuamente va parando y cambiando de viajeros.
Cada vez que alguien quería bajarse y le pagaban al conductor él decía «Alabado sea Dios. A Dios le doy las gracias». Mientras estuve en el taxi, él repitió unas veinte veces esa oración, con tanta sinceridad, amor y agradecimiento que cuando yo me apeé del coche, sin exagerar, yo estaba en éxtasis.
Eso es lo que se experimenta cuando estás cerca de personas puras y devotas. También he conocido corazones puros en los inditos de Brasil, donde sentí mucha vergüenza de estar delante de ellos, como representante del «hombre blanco», también mientras viví en el barrio más pobre de Tanger y sólo conocí personas de corazón. Las personas educadas en el «primer mundo», no tenemos ni idea, no podemos ni imaginarnos lo que es un corazón puro a no ser que nos encontremos con ellos. Nosotros estamos demasiado maleados.
Y ahora mismo donde vivo, en La Alpujarra de Granada, donde convivimos con personas bellas de corazón venidas de todas partes y que reconoces sólo con mirarlas y te hacen vibrar. Encontrar tu sitio donde quieres vivir y sentirte en casa es un privilegio.





Confiad en el Poder sanador de la mente cuando está enfocada en el Presente.
Puedo serlo todo: cristiana, musulmana, sufi, seguir a un maestro yogui, ser maestra de Reiki… soy aprendiza y soy facilitadora, soy hija, hermana, madre, tía, amiga, abuela y hasta bisabuela soy… soy vecina en mi vecindario, ciudadana del mundo y parte del universo… podría decir que lo soy todo y a la vez sentir la poca importancia de no creerme nada…
Cuando no hay AMOR hay destrucción.
