Mi Maestro tiene Alzheimer

Hace tres años que me fui a vivir con él; un retiro voluntario merecido, pensé yo. Se lo pedí y me dijo que sí.

Como creo que nada es casualidad, por supuesto, todo fluyó para que nuestra convivencia sucediese. Por entonces, él todavía no tenía declarada la enfermedad. Sigo convencida de que nada es casualidad aunque el panorama haya cambiado totalmente y asumo lo que me ha tocado vivir; totalmente opuesto a mis expectativas.

Me tengo que sonreír pues justamente lo que no he tenido nunca es paciencia y ahora, en los momentos en que se me acaba, tengo que ir a por más… y veo que es inagotable… tengo que ir a por más una y otra vez, con la cabeza gacha.

A mí, que me gusta y necesito del silencio, él pone a prueba mi paciencia no parando de hablar, pues le encanta hablar. Pero la cosa va más lejos porque se le olvidan las palabras, ya su vocabulario es corto, pero las suple diciendo: «esto y lo otro y lo de más allá, etcétera, etcétera» que repite una y otra vez.

Es curioso como, lo primero que se va perdiendo es la capacidad de razonar. Poco a poco deja de haber coherencia. Sin embargo, me digo a mi misma, que el Alma y el Espíritu siguen ahí intactos y es lo que nos hace mantenernos unidos, con fuerza y dignidad.

Tengo un gran Maestro; retuerce y estruja mi Ego como si fuese paño de fregar. Ya cada vez menos reacciona mi Ego maltrecho. Practico la respiración consciente, él es una grandísima persona, tengo mucho por aprender. Doy las gracias.

La clave está en confiar

Para el que confía plenamente todo es posible. Si hay duda o miedo no sucede, no llega, no atraes…

Yo no sé cómo ha sucedido la transformación en mí pero vivo en el asombro, vivo de sorpresa en sorpresa, maravillada, sorprendida de lo que me sucede, hasta de lo más pequeño; no es mío, me viene regalado, lo siento como divino.


El personaje en mí, ya ocupa su lugar y el Yo Soy ha emergido. Es el Alma la que suspira, es el Espíritu el que se regocija. Mi Conciencia se ha desplegado.


El desapego del personaje le ha dado la Libertad al Ser y se han abierto las puertas estelares. Ahora puedo visionar el Reino que no tiene imagen pero vibra en mi.

Me ha llevado toda la vida entenderlo y aceptarlo.


Perderse en la Mente

Después que haber hecho todo un recorrido como «buscadora espiritual», que me ha llevado muchos años de disciplina, restableciendo valores, fortaleciendo creencias, construyendo todo un sistema amurallado de positivismo y de visualización creativa.

Después de enfocar la vida «más allá» de lo mundanal. Después, digo, de tener toda la información «canalizada» y haber superado las manipulaciones del Ego…

Entonces es cuando volví la mirada a mi Alma y Espíritu y me di cuenta de que he llegado al mismo punto de donde partí; a mi misma, a mi naturaleza. No ha sido un recorrido en vano porque ahora sé quién soy y conozco el camino hacia mi corazón.

La diferencia es que antes no supe reconocerme. Esa es la diferencia.

Hay que poner atención de no perderse en la Mente.

Amar y ser amados

Sin entendimiento de nosotros mismos la vida resulta un absurdo.

Limitarse a una existencia superflua es como creer que el sol solo está para broncearnos.

Para quien se considera sólo un cuerpo físico, todo es mente; no hay conciencia del Ser.

No todo es lo mismo ni todos somos iguales a nivel vibracional. Somos energía. Cuando captas las energías, percibes al otro desde la compasión; sientes su alma y espíritu.

Si no comprendes esto, al menos ama quien eres; sé responsable de ti mismo, da lo mejor de ti.

Porque todos estamos faltos de Amor, de abrazos, besos y sonrisas. Todos tenemos el corazón algo herido, encogido. Todos quisiéramos -anhelamos- amar y ser amados. Todos.