La Belleza en ti

La energía armónica y pacífica de la contemplación vacía la mente.

No basta solo con saber, hay que sentir lo que se cree saber. Experiméntalo y hazlo tuyo. Igualmente la belleza de tu interior, siéntela y complácete en ella.

Sabiendo que cada una de tus nuevas etapas exigirá una versión más fuerte de ti, rompe los muros mentales y conviértelos en ventanas.

Mientras te amas y te valoras o al revés: mientras te valoras y te amas, deja de hacer juicios sobre ti mismo y sobre los demás, porque eso te debilita.

¡Fuera represalias hacia ti mismo!

Elije convertirte en un ser de Luz al servicio de la Madre Tierra, de la Naturaleza, de la energía divina femenina y del Todo, que llamamos Dios.

Despierta la energía sanadora en ti mismo. Siéntete bendecido por la Conciencia Cósmica.

Tu esencia

energia-cuerpoHablamos de la Esencia y hablamos de que somos Energía …

Hablamos del Alma y del Espíritu…

Pero si no experimentamos todas estas cosas inmateriales, cómo podemos saber de lo que estamos hablando o cómo  continuar profundizando sobre ello.

Ni siquiera cuando nombramos el amor incondicional tenemos una idea clara  de qué estamos hablando. Sólo si alguna vez hemos percibido su fragancia -aunque sólo fuese por un instante- no sabremos de qué se trata.

¿Cómo saber? Yendo hacia nuestro interior, calmando la mente desde una respiración consciente y pausada.

¿Cómo percibir? Vaciando la mente de expectativas, respirando conscientemente mientras vamos hacia nuestro interior en silencio. La meditación.

¿Qué hace falta para saber y percibir? Anhelar desde la paciencia y la confianza, el poder trascender el Plano material en el que estamos sumergidos. Entrar en un estado meditativo.

… todo lo demás viene por sí mismo.

 

La práctica espiritual

hombre joven meditando¿Qué interés nos lleva a seguir a un maestro espiritual?
El conocimiento que imparte un maestro queda en la superficie -como información- a menos que se practique, se experimente, se asimile y se integre lo que él nos enseña. Al tener unas dimensiones mucho más profundas de lo que en principio podemos llegar a pensar, debemos dejar a un lado la mente que siempre se resistirá al cambio.
Se actúa  solo a nivel mental mientras se cuestiona y se juzga al maestro…

Encontrar el equilibrio entre la entrega  al maestro y el desapego, requiere del ejercicio de estar centrado en el corazón. Mientras desarrollamos nuestra Conciencia fortalecemos la seguridad en nosotros mismos, ganamos en intuición y desde nuestro corazón comienza a vislumbrarse la Verdad y la certeza de ser.

¿Desde qué parte de nuestro Ser buscamos el conocimiento?

La Mente calcula los beneficios que puede obtener. Inclusive se llena de ansiedad y se puede obsesionar o impacientarse  por no progresar en la meditación…  la Mente puede jugarnos malas pasadas y obstaculizar el proceso de transformación y auto-realización si estamos llenos de expectativas.

¿Es sólo interés superficial o real anhelo el que nos lleva a seguir unas prácticas espirituales?

El maestro nos enseñará a conectar Mente-Corazón. A través de la Respiración consciente aquietaremos los pensamientos y aprenderemos a controlar los sentidos. Se irán deshaciendo las resistencias. Despertará nuestro anhelo por el Saber que comienza a fluir en nosotros.

El SABER desarrolla el conocimiento interior de forma directa -la inteligencia intuitiva-. Nace ahora el Amor Puro; la Compasión. La inclinación espiritual y el recogimiento se convierten en actitudes  naturales.

La Conciencia posee muchos niveles hasta la infinitud: es Luz. Mientras avanzamos en el Saber -descubriendo todo nuestro potencial-, la Conciencia se hace más luminosa, más sutil y es ella la que nos impulsa y la que eleva nuestra condición de seres humanos y divinos.

Las prácticas espirituales

manos rezando¿Qué interés o sentimiento  nos lleva a seguir a un maestro espiritual o a practicar una religión?
El conocimiento que imparte un maestro queda en la superficie -como información- a menos que se experimente desde el corazón  y se integre lo  que tiene unas dimensiones mucho más profundas de lo que  podemos llegar a pensar.

Se actúa  solo a nivel mental mientras se cuestiona y se juzga al maestro…  Se vive a nivel formal  y superficial una religión mientras nos limitemos a seguir los preceptos, creyendo que eso es suficiente.

Encontrar el equilibrio en nuestra relación con la espiritualidad, entre la devoción sincera y la ceguera  devocional  hacia un maestro o religión.  Esto último invalida la identidad de la persona  a través de los miedos, inseguridades, dependencias y supersticiones. Para no caer en ello se requiere del ejercicio de estar centrado en el propio corazón espiritual y hacerse responsable de sí mismo.

¿Desde qué parte de nuestro Ser buscamos el conocimiento y alimento espiritual?

La Mente calcula y controla los beneficios que puede obtener. Inclusive se llena de ansiedad y se puede obsesionar o impacientarse  por no progresar en la meditación o no ser escuchado en sus súplicas o no obtener el reconocimiento deseado….  la Mente puede jugarnos malas pasadas y obstaculizar el proceso de transformación y auto-realización si estamos llenos de expectativas y buscando las conveniencias  del Ego.

¿Es sólo interés superficial o real anhelo el que nos lleva a seguir una práctica espiritual?

El maestro nos enseñará a conectar Mente-Corazón. A través de la Respiración consciente aquietaremos los pensamientos y aprenderemos a controlar los sentidos. Se irán deshaciendo las resistencias. Despertará un anhelo sincero por el Saber. La oración sincera es también efectiva para conectarnos con la Sabiduría cósmica, el Padre celestial o como prefiramos llamar lo Innombrable.

El SABER es el conocimiento interior que se manifiesta de forma directa -la inteligencia intuitiva-. Nace ahora el Amor Puro; la Compasión. La inclinación espiritual y el recogimiento se convierten en actitudes  naturales.

La Conciencia posee muchos niveles hasta la infinitud. Mientras avanzamos en el Saber -descubriendo todo nuestro potencial-, la Conciencia se hace más luminosa, más sutil y es ella la que nos impulsa y la que eleva nuestra condición de seres humanos.