
Tenemos una mente física que se maneja según las circunstancias y desde pensamientos de baja frecuencia. Es densa, teme los cambios, es repetitiva, con pocas luces. No sabe pensar ni discernir. Habla desde el «yo».
Es conveniente educarla, puliéndola, si queremos evolucionar, para así unirla a la Mente Superior –que es intuitiva y neutral- y es la que le da un verdadero significado a nuestra vida desde la colectividad, como Almas. La Mente Superior está unida a la Conciencia.
La Conciencia tiene diferentes niveles que vamos alcanzando en el PROCESO evolutivo que llamamos vida. La Conciencia no tiene género y es impersonal. ¿Qué quiere decir esto? Es en la medida en que avanzamos, despojándonos del personaje que hemos creado, con ropajes adornados de creencias y supersticiones, de miedos y fobias, vanidad, soberbia y codicia, cuando comenzamos a experimentar y entender nuestra verdadera naturaleza y esencia.
Una vez nos deshacemos de todo eso que nos reviste de falsedades e ilusiones, comenzamos a perder la forma rígida convencional, para hacernos cada vez más transparentes, sencillos, humildes… verdaderos seres humanos y divinos que somos.
Y es, esa Conciencia Superior, la que nos guía sin esfuerzo hacia la paz interior. Al no poner resistencia, entendiendo que es desde la entrega y aceptación, que recibimos lo que necesitamos para nuestro crecimiento. Nada es casualidad. Confiamos plenamente.






He desarrollado mi trabajo como terapeuta y lo he llevado a «entrenadora» de la Salud. He ido ganando comprensión y dominio de lo que las personas desorientadas e infelices (enfermas) necesitan. He convertido las sesiones en un entrenamiento para recuperar la salud desde el acompañamiento y reconquista de la autoestima. La forma de sanar desde el re-aprender a ser y sentirse merecedora de ser feliz, amar y ser amada.
La comprensión de mi propósito de vida se la debo principalmente al REIKI y al Yoga y a todas las experiencias extrasensoriales que he ido vivenciando a lo largo de mi camino espiritual.
