Una cosa es desobedecer una orden o ley, por llevar la contraria, por fastidiar al otro como única forma de demostrar nuestra rebeldía y oposición, sin más razones.
Sin embargo, si aprendemos a discernir; a cuestionar las cosas, algunas veces -aun sin quererlo- nos toca desobedecer, simplemente por derecho; por ser honestos con nosotros mismos.
Esa voz que nos habla directa al corazón o ese impulso intuitivo que nos detiene de hacer algo, esa ráfaga de pensamiento que ilumina nuestro entendimiento por un instante y hace cambiar nuestro rumbo planeado… eso es el conocimiento intuitivo.
Calmar la Mente, trascenderla, ir a nuestro interior y conectar con nuestro Ser, hace que recuperemos nuestra capacidad de diferenciar los pensamientos de la Mente -que normalmente son engañosos- de las ideas luminosas que nos dicta nuestra Conciencia.
El ser humano ha perdido la capacidad de desobedecer, de resistirse, no por rebeldía sino por derecho.
El derecho a pensar por sí mismo y decidir su Camino desde el conocimiento intuitivo de lo que es humano e inhumano; de lo que es justo y de lo que es injusto. El derecho a experimentar por sí mismo para formarse como individuo entregado al Bien común.
Sin Conciencia de SER, sin conocimiento de uno mismo, es imposible PENSAR con claridad y sin condicionamientos.
Una MENTE DÉBIL no ha sido nutrida en la reflexión, es la que no le han enseñado a pensar, le cuesta tomar decisiones por sí misma, no sabe cómo deshacerse de los pensamientos inútiles. Su capacidad de razonamiento es muy limitada. Y ya no hablemos de lo que va más allá de lo concreto; ser consciente de la Conciencia que limpia y purifica la Mente y nos lleva a visionarnos como seres completos..
Se ha perdido la habilidad de discernir, o sea de desobedecer, de decir NO cuando en nuestro interior sentimos que nos están manipulando, avasallando, mintiendo descaradamente, engañándonos … y no nos atrevemos a defendernos, no nos atrevemos a alzar la voz porque el sistema educativo y la sociedad promueve una ciudadanía sumisa.
El propósito de la vida es sencillamente vivir plenamente pero nuestra Mente crea impedimentos desde el miedo, se resiste a fluir en libertad, desde los condicionamientos y creencias limitadoras.
Toda sanación requiere de limpieza de pensamientos, hábitos, actitudes, creencias, para que haya por fin una ampliación de perspectivas y posibilidades.
No existe un único camino ni es el sufrimiento obligatorio. No podemos esperar que otros nos acepten si no nos sentimos aceptables nosotros mismos. No podemos esperar que nos amen si no nos amamos primero a nosotros mismos. A veces nos cambia la vida cuando nos atrevemos a decir NO, o a decir BASTA.
Ni la bondad ni la valentía pueden forzarse. Nada debiera ser obligado porque en la imposición hay falta deAmor. Por lo tanto, la educación, debiera estar basada, a partes iguales, en la aceptación y respeto por uno mismo y en la estima y respeto por los demás.
La imposición y el castigo, implican fuerza bruta o poder emocional sobre otro. Y si no hay reconocimiento y aceptación del castigo, esa imposición crea inevitablemente resentimiento, despecho, rebeldía u odio.
Todo acto autoritario, si no está sostenido con un tono amoroso y respetuoso, solo pretende educar o conducir a otro de forma forzada, anulando en el otro la capacidad propia de comprender e integrar la enseñanza.
El castigo impuesto sin AMOR, -sin que haya una aceptación del mismo y arrepentimiento- , solo sirve para incrementar la rebeldía.
Víctimas son aquellas personas que se han sentido maltratadas por otros y han perdido totalmente la confianza en sí mismas y su autoestima. Desde la falta de Amor, -al no valorarse ni amarse a sí mismos- al haber sido pisoteada su dignidad, se van empobreciendo en todos los sentidos, hasta el punto de «atraer» personas que seguirán propinándole toda clase de maltratos.
Salir de ahí, requiere darse cuenta de su situación y reaccionar. Decir BASTA. Y desde la toma de esa conciencia, y de esa firme intención, pedir ayuda y comenzar a trabajar para deshacerse de esos patrones.
Vengo de una familia en la que no sabíamos comunicarnos. Había miedo a preguntar y ni siquiera se nos pasaba por la mente el pedir ayuda. La figura autoritaria absorbe la libertad del niño. El miedo se vuelve un sentimiento normal que te encierra en ti mismo.
Ante un padre muy autoritario no hay replica, no hay cuestionamiento porque no hay posibilidad de diálogo o de defender posiciones contrarias. La autoestima va desapareciendo.
Así que dejas de pensar; la frustración, el desánimo y la impotencia es callada, muda. Entonces, aparece la resignación o una rebeldía casi suicida.
Llegar a la adolescencia bajo estos condicionamientos, bajo esa armadura, se hace necesario un trabajo arduo para sacudirtela de encima. Primero, para reconocer las limitaciones que están causando. Segundo, para comenzar a pensar y despertar la conciencia de Ser. Tercero, para crear el ánimo, la voluntad y la valentía de seguir adelante con la intención de llegar a descubrir la propia naturaleza y talentos.
Habrá que lamerse las heridas y seguir adelante.
¿Qué aprendizaje puedo sacar de lo vivido?
Mantener una actitud ecuánime no es fácil, precisa de la sabiduría de ser agradecido. Todo tiene una razón de ser y de todo podemos aprender.