Visionando

Cuando yo era jovencita mi madre muchas veces me gritó cuando me veía recostada en el sofá ¡¿qué estás haciendo que no haces nada?! y yo no atinaba qué responderle… ¿acaso se contentaría si le respondiese «estoy soñando«?

El alma de las cosas se esfuma cuando al crearlas no hay pasión ni inocencia. Cuando sólo hay intereses materiales pierden la luz.

El Alma del ser humano se nubla y achica por la misma razón; el dios dinero en un pedestal, el apego terrenal, el éxito económico, esas cosas le quitan el valor y la magnificencia a la vida misma.

El miedo a perder bloquea la magia de la vida. La prisa y la impaciencia no dejan que sucedan los milagros que esperan el momento propicio para actuar.

Se pone la energía en lo que nutre la vanidad y compensa al Ego. Se desvía la atención y atrae las luces de la baratija del no-esfuerzo, la banalidad de lo que halaga y complace al cuerpo, nada más allá de eso.

Conciliar cielo y tierra requiere de templanza. ¿Cómo adaptarse a una sociedad enferma y no salir contaminado?

¿Qué estás haciendo que no haces nada? … -mamá, estoy imaginándome que tengo alas y sobrevuelo la casa, el barrio, la ciudad, el país, el continente, y sigo elevándome por encima del planeta y me siento una con los demás astros y puntos de luz. Instintivamente me siento capaz de enviar amor a todo mi alrededor y a cada uno de los seres vivos de todas partes, de forma simultánea y sin esfuerzo. Soy uno más sin distinciones, todo es perfecto.

La vida

La vida misma es mi amiga y compañera. Así lo siento. Para definir la vida hay que sentirla.

Todo tiene vida y está interrelacionado. Todo cobra vida cuando estamos atentos. Todo el espacio que respiramos está cargado de vida.

Entonces, si soy consciente de ello y mi Conciencia está despierta, percibiendo la vida en cada suceso, en cada parpadeo y respiración, me siento vibrante y en sintonía con mi alrededor.

La vida me muestra y me recuerda muchas veces de que estoy viva; me facilita lo que yo necesito para crecer. Ya no me resisto a vivir lo que ella me brinda. Me fue dada mi «porción» de vida y la hice mía en principio, la metí en un molde y la programé, la discipliné y la sometí; ese fue el error.

Ahora, una vez entendí que ella es mi maestra porque ella es muchísimo más que mi inteligencia finita y muchísimo más que mi capacidad de comprensión y sólo ella me puede enseñar la sabiduría de la vida, la he liberado y al mismo tiempo fluyo en ella, desde la confianza absoluta.

La vida en sí es impersonal en su pureza. Es cuando la domesticamos que la constreñimos a un espacio cuadriculado sin horizonte, llamado YO.

Cuando nos apropiamos de la vida, se apaga el sol interior, deja de manar la Fuente, desaparecen nuestras alas y perdemos la capacidad de admirar la belleza de la Madre Tierra.

La vida, si le permitimos hacer, nos deja ver los milagros como algo cotidiano.

La vida, cuando nos sonríe, expande nuestros cinco sentidos y nos sentimos plenos, sólo por el hecho de estar vivos.

No tiene que ver con nuestra condición o situación externa. La vida se lleva dentro y se siente a flor de piel y en el corazón. La vida es infinita, va más allá del espacio-tiempo.

Lo demás es subsistir.

Cometer locuras

Hacer cosas pensadas desde el corazón puede que sean tildadas de locuras pero eso poco importa a la persona que no toma demasiado en cuenta la opinión de los demás.

Eso me pasaba a mí en mi juventud, cuando la curiosidad y la aventura tenían más fuerza que el razonamiento y la cordura.

Sí, también me llamaban egoísta, es verdad, e inconsciente. Pero yo era incapaz de atender a la moderación.

La primera vez que me lancé al vacío fue cuando me separé de mi marido para ir a vivir a Ibiza con dos niños pequeños y con el dinero justo para sobrevivir diez días, que es el tiempo que me había dado a mi misma para encontrar trabajo. Me prestaron para ese tiempo una habitación en lo alto de una colina, donde vivían las prostitutas.

Las últimas tres noches me las pasé rezando, por primera vez en mi vida, recé durante horas, teniendo de fondo el llanto de los niños de las vecinas que se habían ido a trabajar y dejaban a los hijos solos.

Las fantasías de mi cabeza se borraron de la misma manera que el viento huracanado barre a su paso con todo lo que encuentra.

La historia es larga y muy movida pues encontré trabajo al noveno día pero lo rechacé al darme cuenta que iba a caer en lo mismo de lo que venía huyendo: ser una esclava del sistema. Así que cometí otra locura; me fui a trabajar al campo por casa, comida y poco más.

La historia duró un año, no necesité más por entonces. Lo disfruté. Experimenté el reencuentro conmigo misma. Tenía tiempo para mi y mis hijos. Mi vida que siempre viví desde la impaciencia se volvió calma.

Comencé a creer en los milagros que una misma puede provocar que ocurran… y ocurrían.

Reconocerse a sí mismo/a

yo.fran vistaPrimero necesité treinta y cinco años para reconocer y nombrar mi Yo. Once años más para considerar fehacientemente de que los milagros existen y que por alguna razón o ninguna, yo estaba protegida de mis propios actos inconscientes.

Diez años más y con cincuenta y seis, se abre la tierra bajo mis pies, me hundo en ella dolorosamente, pero termino renaciendo. Me adentro en las energías del REIKI.

En noviembre de 2007, mucho después de haber viajado por Sudamérica buscando un maestro, lo encuentro en Granada, viviendo cerca de mi casa. Swami Purohit es desde entonces mi paciente y amoroso maestro que a través de la «diksha» sigo su aprendizaje en KRIYA YOGA, Mantra y Meditación.

He necesitado diez años más, para tomar plena conciencia de mi ser y de la gran ayuda del Universo que recibo continuamente. Los Caminos para llegar a la unidad con El Absoluto son insondables.

Sé que sólo desde la experiencia es que se avanza en entendimiento sobre lo que significa la vida para reconocerse dentro de ella y participar con pleno derecho y obligaciones.

No tener miedo a experimentar es imprescindible. La vida es un continuo desafío.

Hoy por hoy me siento enteramente agradecida. Profundamente agradecida.

Lo inexplicable

manos y luzLlamamos magia  a las cosas increíbles y extraordinarias que ocurren y que consideramos fuera de lo ‘normal’. La magia se manifiesta  más allá de la Lógica y la Razón   y el Universo la pone a disposición de todo el mundo. Pero hay requisitos para que nos beneficiemos de ella :

  1.  Ser valiente (Haberse deshecho de todos los miedos).
  2.  Tener una gran vida  (Confiar en las Fuerzas Superiores).
  3.  Ser sencillo (Corazón alegre y agradecido).
  4.  Tener Luz espiritual (hacer alguna práctica que genere  Prana)
  5.  Activar el Alma (llevar los cinco sentidos al interior para crear intuición)

Cuando la mente es clara y es capaz de mantener una atención plena en la vida cotidiana  de forma estable, la vida se convierte en una celebración y el Universo protege tus intereses… dependiendo del grado, hay quien lo llama suerte, casualidad,  magia o milagro … pero está en la capacidad del ser humano el crear o atraer esas energías cósmicas que nos elevan a dimensiones o Planos donde lo que es increíble para nuestra mente, sencillamente sucede.

 

Qué atraemos a nuestra vida?

hombre sincronicidadExiste el Mundo de lo Invisible. Muchos místicos y hombres con gran poder mental  -utilizando el sexto sentido- se han adentrado en esa elevada dimensión. Han podido visionar el más allá de este plano físico en el que vivimos y hacer realidad sus sueños.

A través de ejercicios de visualización creativa nos adentramos  en ese campo de posibilidades futuras … e igualmente uno puede trasladarse al pasado para sanar situaciones traumáticas. Pero primero uno tiene que hacer en sí mismo un trabajo de «re-programación»; salir de la mente lineal.

Existe ese  Poder que está más allá de la Lógica. Simplemente hay que conectar con esas energías superiores desde el SENTIR; situándose en el corazón.

Cuando pedimos algo a través de la oración también tenemos que visualizarlo y SENTIRLO como algo  ya realizado (concedido). Para atraer lo que deseamos  también hace falta la CONFIANZA ABSOLUTA … por eso no se hace fácil el conseguir lo que pedimos y pronto desistimos. Somos demasiado impacientes.

No todo el mundo tiene acceso a la Ley de Atracción a pesar de ser algo tan sencillo porque la inmensa mayoría de los humanos viven desde la desconfianza, la duda y la inseguridad en  sí mismos.

En este apartado de cosas que ocurren «milagrosamente» o «mágicamente» en el que el Universo nos concede lo que pedimos no nos ponemos a indagar el cómo, sencillamente creamos un compromiso con nosotros mismos y creamos una confianza absoluta, abriéndonos a que las cosas sucedan … Fluimos, siempre que conectemos desde el agradecimiento y la aceptación …

 

 

 

Vivir de ilusiones

hombre tocando el violinTenemos miedo a adentrarnos en la Realidad así que vivimos en la periferia de la vida y fuera de nuestro Centro… en un punto imaginario …

Tenemos miedo, vamos a reconocerlo, de PERDER.  Inclusive de perder las ilusiones que hemos puesto en este mundo para ser felices, algún día.

Tenemos miedos  y vivimos encogidos y tensos, sin querer reconocer la fragilidad de nuestras pequeñas verdades.

Esa postura ante la vida, -esa actitud tan poco madura-, nos mantiene en el sufrimiento y la vulnerabilidad emocional.

Pensamos que es mejor no  pensar. Mejor quedarnos en el vacío flotante de la inconsciencia. Mejor perdernos y deambular que reconocer que necesitamos ayuda. … no queremos abrir los ojos por si no pudiesemos soportar ver  nuestra propia imagen.

Vivir de ilusiones en un mundo irreal, sobre todo en esta burbuja fantaseosa del primer mundo, es perdernos la existencia tal cual es. Es resistirnos inconscientemente a vivenciar los «milagros» que el Universo tenía destinados para nosotros …