Llorar

Llorar nos hace más humanos.

No tenemos que esperar a que llueva para salir a llorar. Los ojos no deberían jamás reprimir las lágrimas porque es la mejor manera que tenemos, cuando las palabras no bastan, para manifestar el dolor, el sufrimiento, el abandono y tantas cosas más que desgarran nuestro corazón. Ante cualquier situación extrema necesitamos expresar nuestro estado anímico y las lágrimas ayudan a sacar fuera nuestro sentir o grito de auxilio .

Y si se controlan y se impide que salgan, se queda el llanto bloqueado en la garganta y el sufrimiento es mayor y se alarga en el tiempo.

Se encuentra consuelo en el llanto. Llorar alivia la tensión de todos los órganos del cuerpo y permite que fluya la energía reparadora.

En el espacio sagrado del corazón, cuando lloramos, se enciende una Luz de alivio y desahogo.

Llorar; dar rienda suelta a las lágrimas, calma el sistema nervioso.

Sacar al exterior nuestra pena o cualquier sentimiento que el cuerpo emocional necesite expresar con lágrimas, es una acción valiente y de humildad.

También expresamos una alegría incontenible desde las lágrimas que se mezclan con la risa. La sensación que nos inunda entonces es muy placentera.

Lloremos de dolor o alegría siempre al final llega la calma.

Algo mágico me sucedió

agua gotasCuando te ves  reflejada en algún lugar; en los ojos de otro  o en unas aguas tranquilas de un estanque… y descubres que el Alma de la Naturaleza te está hablando …

Me sucedió algo increíble.  Vivía a las afueras de un pueblo, en una finca  donde había una alberca enorme para regar los campos. Solía acercarme a ella para disfrutar del silencio y la paz que transmitía. Cuando me asomaba a ella, solo mi cabeza sobresalía del muro,  estando el agua más o menos a la altura de mis ojos.

Un día, después de un fuerte altercado con otra persona, toda conmocionada  fui corriendo a  refugiarme donde la alberca . Descansé mis  brazos en el muro y apoyé mi barbilla en ellos. Me quedé quieta, mirando fijamente el agua, mientras  de mis ojos salían lágrimas muy amargas. Me sentía desolada, vacía, totalmente confundida.

De pronto, vi que el agua empezaba a bullir formando enormes burbujas. Abrí bien los ojos, no dando crédito a lo que estaba viendo, pero al mismo tiempo aproveché para sacar de mi pecho toda mi congoja y empecé a llorar muy fuerte. El agua reaccionó y formamos una perfecta sinfonía …  yo lloraba, gritaba y ella bullía …

Después, cuando ya me encontraba más calmada, el agua también se fue calmando pero estaba todavía agitada haciendo como un oleaje. Yo miraba embelesada, fluyendo con ella. Luego volvió a su calma inicial. Yo también me había serenado. Mi interior estaba sosegado. Las dos nos reímos …

No conté a nadie esta experiencia pero me sentí reconfortada. Y no quise razonarla; había sido una vivencia espectacular.

Gracias …