Es necesario crear estabilidad en nuestra vida y dejar que las emociones fluyan; que entren y salgan, que ninguna de ellas quede estancada en nosotros y termine creando problemas. La mente que no es creativa es rígida, sin embargo desde la mente intuitiva fluimos.
Nuestra vida está controlada por nuestra mente subconsciente que es la mente de los hábitos/rutinas. La mente consciente, que ocupa normalmente sólo un 5% de nuestro cerebro, es la mente creativa que nos impulsa a evolucionar y responde a los estímulos. Las mentes débiles, repiten el mismo comportamiento una y otra vez, al no tener fuerza para cambiar los estímulos, por ejemplo, EL MIEDO.
Para salir de los miedos y la inseguridad, del estrés y la ansiedad tenemos que fortalecer la mente consciente. Desarrollando la mente -tomando el control de ella- nos volvemos intuitivos. Y siendo intuitivos nos identificamos y participamos con la vida desde una perspectiva mucho más amplia y clara.
A los miedos no los podemos tratar desde el razonamiento. Los miedos pueden tener mucho poder y se dedican a debilitar nuestro cuerpo emocional. Podemos y debemos sanar los conflictos mentales enseguida que aparezcan. No dejemos que crezcan en nuestro interior.
Existen trastornos hoy en día que incapacitan a las personas a llevar una vida normal. Sobre todo gente joven que padecen por ejemplo el «Trastorno Obsesivo Compulsivo» (TOC). Estos son casos extremos en donde los miedos se han hecho dueños de la persona. Hasta hace bien poco este trastorno no era considerado ni tratado con la seriedad y profundidad que precisan.
Lo importante es desarrollar la MENTE CREATIVA CONSCIENTE, y para ello existen técnicas y disciplinas como el Mindfulness, el Yoga, el Reiki, etc. que nos ayudan a cambiar malos hábitos y mejorar nuestra conducta, desarrollando la conciencia del Ser.

Creemos que facilitándole la vida a los hijos van a ser más felices. Sin embargo ya están a la vista los primeros resultados de ser padres indolentes : niños perezosos que no quieren esforzarse para conseguir algo. Niños sin fuerza de voluntad. Niños egoístas, superficiales, con falta de concentración y sin inquietud por aprender. Jóvenes pendientes exclusivamente de su imagen.
«¡Niño estate quieto!» pretende ser una frase mágica pero no lo es. Los niños no están en estado de reposo ni un minuto; es normal, son niños, tienen mucha vitalidad. Lo malo es cuando a la fuerza se les obliga a estarse quietos y tienen que REPRIMIR su energía -que no saben canalizar o almacenar- … porque la infancia es la etapa de la vida para descubrir, curiosear, experimentar y dar rienda suelta a la imaginación…


