Valorar la experiencia

La visión de la vida que pueda tener una persona de 35 años es natural que sea muy diferente a la de una persona con 40 años más vividos.

La perspectiva en el fondo difiere mucho, porque la experiencia acumulada ha disuelto en el mayor los condicionamientos que todavía limitan al joven.

Uno se agita en la competitividad mientras el otro sonríe desde la complacencia.

Cuando joven yo no tenía miedo a arriesgar y era impulsiva. Hoy me siento libre desde la observancia y la aceptación de ser quien soy.

Finalmente somos quienes estábamos esperando ser. Cuando nos hemos construido a nosotros mismos, nos convertimos en quien somos en espíritu.

Nos hicieron creer que había que competir. No, decididamente no.

No hay rival ni contrario. El sufrimiento surge de buscar el perfeccionismo que nunca llega … nunca nos satisface enteramente lo que hacemos «podría haberlo hecho mejor»…

Cuando a mi madre le decíamos lo rica que estaba la comida siempre respondió «podría haberme quedado mejor». Esta es la educación falsa sobre la humildad.

Antiguamente los Clanes eran dirigidos por un grupo de ancianos. Es inteligente que el joven reconozca le falta mucho por aprender desde la experiencia, algo a lo que se tendrá que volver; escuchar a los mayores.