
Ay! ¿Cómo separar lo fantástico de lo sublime? ¿Cómo diferenciar lo real de la manipulación de los que se aprovechan de las personas ingenuas, de mente inocente?
Y ese peligro, de auto-engaño, lo tenemos los que estamos deseosos por vivir lo sobrenatural, acercarnos a lo divino y reconfortar el Alma, porque sabemos poco de lo mundanal …
Cuando viajé a Estambul quedé embelesada ante la presencia imponente del Sheij Safar Efendi de la Orden Sufi Al-Yerraji, al que sin pensarlo dos veces, le pedí me aceptase como discípula y esa noche se hizo una ceremonia impresionante. El Camino del sufismo está más acorde con mi esencia. Mi búsqueda se iba concretizando. Es el corazón y el Alma los que vibran con los actos de devoción.
Si mis primeros 35 años de vida fui totalmente inconsciente e ignorante de mi misma, viviendo a trompicones y a ciegas, los siguientes 30 años fueron intensos, escalonados en diferentes etapas de aprendizaje. Así que la vida me fue llevando -despejando- hasta dar con la Conciencia del Ser, desde el autoconocimiento… largo camino.
El sentimiento de DECEPCIÓN ha estado presente en mi sin yo hacerme consciente de ello. Ha sido la decepción la que tanto me ha bloqueado y echado para atrás. Y ahora sé que puse demasiadas expectativas en todas las cosas que he emprendido. Me ha tocado madurar y hacerme mayor.
La religión me fue muy útil en varios sentidos; me dio la disciplina; fortaleció mi voluntad. Me ayudó a controlar la Mente a través de la oración y la recitación de frases devocionales. Pero me presentó un dios lejano, inalcansable. Es mi experiencia y respeto la de los demás. Me faltaba profundidad de entendimiento.
Sentirme «a salvo» dentro de la religión fue una trampa más. No es eso lo que yo buscaba, aunque tardé muchos años, finalmente di el salto de no pertenecer a ninguna y aceptar la esencia de todas.






La conexión con la divinidad debe hacerse desde la madurez mental y emocional. La claridad mental nos acerca a la Verdad. Las creencias deben transformarse en experiencias. Se ha hecho necesario el posicionamiento correcto de nuestro Ser para tomar las riendas de la vida en todos los aspectos. La espiritualidad es uno de ellos.
El Amor y la Compasión no surgen de la Nada sino de los corazones que alguna vez tocaron fondo y saben entender -porque lo han experimentado- las miserias humanas.
Sucede. La pereza es algo común. Nos recostamos en la zona de confort que más apetece a la mente-no-pensante; sofá, televisor, comer, beber … los cinco sentidos embotados.