«Todos los sistemas de pensamiento son guías, no son la verdad absoluta». Thich Nhatr Hanh

La Conciencia nos facilita el conocimiento de nosotros mismos, y si está despierta y activa, experimentamos que el proceso del Saber es infinito. Los límites los marcamos nosotros mismos.
Existen dos tipos de Conciencia. La primera y básica es la CONCIENCIA DEL EGO, que pertenece al campo de la moralidad. Incluyendo los valores religiosos y éticos del bien y del mal, Las creencias culturales y educacionales, y todo tipo de condicionamientos, también delimitan y moldean la Conciencia básica de todo individuo .
La Conciencia desarrollada, nos encamina hacia la CONCIENCIA UNIVERSAL Cuando nos enfocamos más alto, nuestras miras estarán inspiradas por algo superior a nosotros. Experimentamos la fusión con nuestra Alma. Nuestra vida comienza a transformarse y nuestra perspectiva sobre las posibilidades de acción se expanden.
La Conciencia Universal nos lleva a trascender lo habitual y ordinario, inclusive la identidad personal. Comenzamos a sentir y comprender la dimensión espiritual en nosotros.
Toda esta comprensión de nosotros mismos y nuestra naturaleza, de forma gradual, nos lleva a la conformidad de quienes somos y por ende a la paz interior.
Meditemos.

Salimos de la idea de Tiempo porque no hay final, no hay meta, no hay más propósito que ser lo que ya se es…cuando se vive desde la Conciencia del Alma.
Presta atención, cuida, atiende con amor a lo que es prioritario en tu vida y todo lo demás se ordenará por sí mismo.